Capítulo XXVII: Un Respiro

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"Vivir al abrigo de tu corazón y llamarlo siempre hogar." (Anónimo).


La camioneta avanzaba solitaria en la carretera, dañada y con algunos rasguños, cosa que le preocupaba bastante a Kaira. Alrededor podían verse los campos con árboles y montañas, la hermosa vegetación que todos extrañaban. A lo lejos se podía ver la gran ciudad de Valencia, grandes edificios por todos lados, negocios, bullicio, autos entre otras cosas.

Kaira miraba por la ventana un poco sorprendida pues nunca había ido al igual que Alicia. Los demás estaban neutros sobre todo Norman y Eric quienes vivieron ahí por un tiempo. Alicia se había quedado mirando un rascacielos, buscando entre las memorias que había almacenado de sus amigos aquellos recuerdos.

—Recuerden las prioridades. Miguel y Samanta les daremos la camioneta y llevarán a Franco a desinfectar y sanar ese brazo, puede que tengan que hacer una cirugía... —Los tres le asintieron para que el chico continuara—. Kaira, Alicia, Eric, Alan, Nora y yo nos vamos a los apartamentos donde vivíamos Eric y yo, allí habrá comida, camas, televisión y todo lo que necesitemos para un mes, luego iremos en busca de unos viejos amigos que me deben un favor —explicó Norman lo último casi en un susurro, cosa que todos los demás dejaron pasar.

Alan conducía y al ver de frente la ciudad sonrió recordando su juventud. Entraron por una calle dejando los árboles y montaña para ver pequeñas casas, luego edificios y grandes urbanizaciones. Las personas iban de aquí para allá, parecían un poco tristes y nadie las culpaba, el día estaba oscuro, los salarios y la moneda cada vez más se devaluaban, todo se iba a la mierda, no había comida, mucha más delincuencia y corrupción y sin que ellos supieran el país estaba al borde de una guerra civil.

— ¿Por qué estas personas están tan tristes, desanimadas y arrastrando los pies? —preguntó Alicia con una inocencia digna de una niña pequeña, la cual le molestó a todos menos a Norman, Eric y Kaira.

—Alicia la vida que llevan algunas personas en este país no es muy —Eric se lo pensó un momento antes de hablarle a la chica, pues esta llevaba "viva" unas semanas— no es muy agradable, a veces es difícil las personas que dirigen el país tienen a las personas en condiciones lamentables y no hay nada que se pueda hacer al respecto —concluyó el muchacho dando paso a un silencio no tan incómodo, era mejor así.

Norman miró a Franco quien se encontraba durmiendo recostado en el pecho de Samanta mientras esta lo abrazaba. Se le notaba débil y pálido por la pérdida de sangre y mala alimentación. Eric estaba de mal humor por la herida y por el cansancio también. Suspiró calmándose ya habían llegado a la ciudad por ahora estarían seguros, al menos un poco.

Tuvo que taparse la boca para no reír ante tal escena. Kaira y Alicia estaban literalmente pegadas a la ventana viendo a la ciudad como dos cachorros en una tienda de adopción. Cada vez que veían personas o un edificio gigante e hasta un perro abrían la boca y lanzaban un "¡WOW!", no pudo resistirlo más y se tiró al piso de la camioneta riéndose a carcajadas.

—Vete al diablo Norman —le dijo Kaira sonriendo mientras miraba los edificios.

— ¡WOW! —le imitó el chico mientras se agarraba la barriga y lágrimas salían de sus ojos.

De repente todos se empezaron a reír muy fuerte, hasta Alicia y Kaira se rieron volteando se para ver a sus amigos. Al entrar al centro de la ciudad pudieron ver un gran parque y niños jugando. También lograron ver varios locales como McDonald's, Burger King entre otros.

—Bienvenidas a Valencia chicas —Dijo Nora de buen ánimo mientras bajaba todas las ventanas del auto y la brisa les daba en la cara.

Luego de una hora de recorrer toda la ciudad por capricho de Kaira y Alicia los dejaron cerca de un gran centro comercial, el cual estaba a unas calles de los apartamentos universitarios de Norman y Eric.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora