Capitulo XLV: La Otra Cara de la Moneda

58 27 0
                                    

"La lealtad y la devoción conducen a la valentía. La valentía conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de sacrificio crea confianza en el poder del amor". (Morihei Ueshiba)



Eran las cinco y media de una fría tarde. La soldado estaba sentada en su pequeño lugar favorito, una cafetería muy poco conocida de la cual se había hecho amiga de los dueños. Le frecuentaba sola, para meditar, para disfrutar su deliciosa taza de café, la cual soltaba ese exquisito aroma que sus sentidos desarrollados ahora le permitían deleitarlo con más placer.

Pero en esta ocasión trajo a sus dos nuevos amigos, su mano derecha e izquierda, aquellos a quienes había adoptado como único equipo, aquellos a quienes instruía y hacia más fuertes para poder sentirse orgullosa de ellos dos.

Por un lado estaba Oliver, con su traje de color negro el cual consistía en una goma ajustada al cuerpo, protecciones en hombros, cuello, antebrazos, rodillas y pies. En su cintura portaba unos cuatro cuchillos especiales para matar súper soldados, se lanzaban y luego regresaban gracias a unos hilos hechos de un fino material, más fuerte que el hierro. Él estaba tan sereno, con los brazos en su cuello recostado en su silla de madera tallada a mano, cortesía del local. El sol le daba en el rostro iluminando así su piel, Ruth no pudo evitar sonreír al verlo.

En la otra silla, cerca de las sombras que le daba la sombrilla encima de ellos se encontraba otra joven. Ésta tenía el cabello negro como la noche, en largas ondulaciones que terminaban en sus caderas, ella si era una súper soldado, una de generación dos un poco peor que su hermana menor. Ella era un poco más alta que Ruth, de piel pálida y ojos azules, su mirada expresaba frialdad y determinación, nacida soldado y seguramente su muerte seria como soldado.

A diferencia de Oliver, quien conocía desde hace mucho y acogió como su aprendiz y mano derecha, a Silvia, quien era aquella joven sentada de piernas cruzadas, tomando un té con la mayor elegancia que un humano podría mostrar en una tarde fría pero a la vez soleada, a ella le había recogido de una esquina, fue expulsada de su escuadrón por "bajo rendimiento", no cumplía sus misiones bien, su entrenamiento era pobre y eso llevo a desecharla como basura, como la basura que era.

Aun así la chica de nacionalidad británica le debía absoluta lealtad, amor y compromiso a su maestra, pues en donde otros vieron una pérdida de tiempo Ruth vio talento y una gran promesa. La levantó y la llevó en sus brazos hacia su gran habitación temporal ahí en el cuartel de Caracas, le bañó y limpió, luego fue junto a Oliver a alimentarla en un bonito restauran.

Fue hace dos semanas, al segundo día de llegar a Venezuela de nuevo, recordaba como Silvia lloró de gratitud y le juró que su vida ahora le pertenecía, no hubo acto más noble por parte de la muchacha y desde ese momento siempre iba a su lado, interponiendo su pecho a todo lo que le desafiase o quisiese lastimarle.

Ahora la relación en conjunto de los tres era muy buena, o al menos la palabra que utilizaba Ruth es que eran ahora pequeña familia, ella era la mayor, luego Oliver con veinte cinco y Silvia con veinte tres. A pesar de que Oliver le encantaba molestar a la muchacha y ella le respondía violentamente, Ruth sabía que se querían mucho, bastante la verdad.

Indagó mucho más en ellos a través de los registros civiles y militares. Oliver de nacionalidad sueca había perdido todo en un accidente, lo cual le llevó a pertenecer a la armada rusa donde tenía un tío que murió en batalla, pero en esa batalla Oliver logró grandes logros, como asesinar a quince terroristas con un rifle de caza, rápidamente fue seleccionado por la Nación Roja.

Silvia en cambio era huérfana de nacimiento, sobreviviendo en las calles del reino unido. Eso la llevó a alistarse a la armada donde le prometieron unos soldados rusos encubiertos (reclutadores de soldados excepcionales) que si se sometía a un experimento, este le daría habilidades sin iguales. La muchacha sin mucho que perder aceptó, convirtiéndose en un súper soldado, una excepcional, muy buena con ciento veinte bajas en su expediente, todo como agente de infiltración al igual 1u3 Kaira.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora