Al ambos forzar la puerta, la misma terminó cediendo por el empujón y peso de ambos Norman de inmediato sacó el machete del bolso, apretando el mango temeroso. Kaira, en cambio, con la máscara en su espalda y la katana en sus manos, miraba a todos lados.
—La linterna, si tienes otra, préndela —susurró la chica.
Norman de inmediato la encendió en conjunto con ella, para ambos quedar cegados por un momento. Luego el chico puso una mueca de desánimo, a lo que ella le dio una palmadita en la espalda.
El lugar parecía una escena de una película de terror. Lo que antes eran hermosos muebles, paredes pintadas de blanco y alfombras de pelo negro, ahora era un túmulo de pedazos destruidos, vidrios por todos lados, paredes pintadas de sangre y balas en el suelo junto a un revólver que Kaira guardó en su cintura.
—Parece que no hay nadie... —aclaró ella, dejando el sable sobre el comedor para masajearse los hombros y tronarse los dedos.
¿Cómo demonios estaba todo tan destruido? ¡Tan solo había pasado un día desde el apagón! Lo peor de todo era que faltaban dos semanas más. O tal vez nunca regresará la electricidad... Sí, estaba totalmente seguro de que aquello no ocurriría.
—Mi tío tiene una planta que no hace ruido al encenderla —recordó Norman jalando el traje de Kaira como un niño pequeño, a lo que ella quitó su mano de un manotazo y lo miró entrecerrando los ojos para advertirle.
—Ni se te ocurra prender las malditas luces, muchachito. Si tienes un celular, prenderemos el internet y nos informaremos sobre qué ocurre en esta maldita ciudad de mala muerte.
El chico asintió con una mueca de desagrado y salió de la casa rumbo al patio a encender la planta eléctrica; mientras tanto, Kaira revisaba el piso superior. No había más que cajas y más cajas de comida, algunas balas y una escopeta de caza. Cualquier arma era bienvenida, por muy vieja o mala que fuera.
—¿Dónde demonios fueron todos los de esta casa? —exclamó bajando para apagar rápido las luces y dejar solo la de un cuarto pequeño con cortinas que no permitían divisar la luz afuera de la casa. También había cerrado las ventanas de la sala, las cuales permitían que no se lograra ver tampoco por afuera.
— ¿Le apetece un café, madame? La noche está fría, sola, macabra, espeluznante... —dijo Norman callándose al ver a Kaira, la cual tenía una ceja alzada en señal de que no le hacía gracia.
Ella lo señaló con el dedo índice para que no siguiera, aunque eso solo le hizo sacar una sonrisa divertida y más ganas de seguir. La chica suspiró, quitándose aquel mugroso y pesado traje. Bajó la cremallera y se quitó las placas de metal que le añadió en el transcurso de la madrugada, todo para que las mordidas, rasguños y algunos infectados que le escupían mucosa hirviendo no le dañaran.
Norman puso a hervir el agua y miró de reojo a su nueva compañera; así pudo apreciar mejor la figura de Kaira. Tenía un cuerpo esbelto y con curvas que para él eran muy llamativas, a pesar de su encantadora personalidad y simpática personalidad...
Empezó a parecerle aún más bonita aquella fría y misteriosa joven; aunque no fuera muy alta, a lo mucho podría ser más alta que él unos tres centímetros, y se le veía la fuerza en los brazos y piernas. Todo eso se notaba por el mono deportivo que llevaba junto a una camiseta negra pegada al cuerpo y llena de sangre y sudor.
—¿Eras deportista olímpica o algo así? —le preguntó el chico mientras la miraba curioso con los ojos brillosos.
Kaira se desplomó en el mueble, negando con la cabeza. Se tomó su tiempo para responder mientras sobaba los moretones y heridas, que se curaban a gran rapidez. El chico miró aquello pensando que sería producto de su maltrecha mente. Ella al final quiso decirle la verdad para evitar futuros inconvenientes, pero al final se decidió por una respuesta convincente dándole una mentira a medias.
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SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)
Science FictionElla es la culpable, la causante, el inicio y el final de todos, sobre todo de su propio destino... A un paso del fin del mundo, Norman y Kaira buscan sobrevivir a los efectos de una bio-arma, otros supervivientes y una misteriosa pero macabra organ...