Capitulo XLII: Una Ventaja Sobre Todos

59 26 0
                                    

"El poder conseguido por medios culpables nunca se ejercitó con buenos propósitos". (Cornelio Tácito).



Kaira y Norman llegaban luego de un rápido camino por las calles de Valencia, justo hacia la base de operaciones. Ahí dejaron la moto con un joven miliciano, muy joven la verdad, el cual cuidaba los vehículos junto a cinco hombres y tres mujeres más

Norman andaba vestido con una chaqueta de cuero, debajo de ella una camisa verde. En su rostro cargaba unas gafas negras para ocultar su mirada nerviosa, pues andaba con una traidora, quien por cierto ahora tenía una especie de ¿relación?, en fin, todos sus soldados lo saludaron para luego mirar de una manera desagradable y hostil a Kaira.

Ella iba vestida con su uniforme, el cual consistía en una chaqueta de color blanco, abajo un enterizo pegado a todo el cuerpo de color aún más blanco, casi como la nieve. En su espalda cargaba unas hachas nuevas que le habían dado uno de sus súper soldados en la entrada. Ambos caminaban juntos, como cualquier pareja, pero a la vista de los demás eran dos polos opuestos.

A los lejos en el centro del lugar, es decir en el castillo marrón, un tumulto de gente de encontraba reunida. Varios soldados de traje blanco, los marines de USA, los numerosos rebeldes de Norman y Eric, la gente de Grace, los súper soldados de varios escuadrones bajo las ordenes de Kaira. Los dos se miraron confundidos, pues había gritos, discusiones, algunas voces conocidas gruñendo e hasta insultando.

Todos estaban reunidos ahí. Kaira a lo lejos vio a Annia junto a Alicia, quien iba vestida casi igual que Norman, solo que ella llevaba unas botas de combate, su chaqueta era marrón y llevaba una camisa blanca. Norman al ver a su antigua amiga sintió una rara descarga eléctrica, la cual también pareció sentir Alicia, quien se volteó alterada cambiando sus ojos a un color escarlata brillante.

— ¿Cómo es posible que unos malditos niños dirijan esta operación? —dijo un Marín de gran tamaño y musculatura, con su casco de la marina y su rifle de asalto a la mano.

Norman al dejar de ver al Marín y volver a sentir la corriente eléctrica vio de nuevo a Alicia, quien ahora le sonreía y le saludaba muy segura de sí misma con la mano y un guiño, luego Annia la zarandeó para que mirara a los demás y escuchara los gritos que se daban en una tarima en la cual había una gran mesa cuadrada. Ahí yacían sentados todos los dirigentes de las tropas allí reunidas.

Norman buscó respuestas en Kaira quien estaba muy seria, demasiado hasta para ella. Cuando se dio cuenta de que Norman la estaba mirando un poco nervioso e incómodo y al ver que el señalaba a una Alicia totalmente desconocida para él, ella se rió y se dispuso a explicarle.

—Alicia ha aprendido mucho con mi peculiar grupo, sobre todo la extrovertida, enérgica y hasta loca chica de allá, se llama Annia, es mi tercer al mando. Ella y Alicia son muy buenas amigas, buena influencia para ella pues ahora Alicia aprendió a hablar con más naturalidad, Juri, quien fue con la que combatimos ese día en el estacionamiento, mi primer al mando, le enseñó a vestirse y vaya que lo hace bien. El resto lo aprendió ella por la computadora, se la pasaba todos los días ahí. Alicia tiene un proceso de aprendizaje muchísimo más acelerado que los humanos, más que los súper-humanos —Terminó de explicar Kaira para decirle que mirara hacia arriba.

Norman hizo justamente eso y se dio una gran sorpresa. Eric, Tiziana, Franco, Samanta y Grace estaban discutiendo contra Gunter y Juri, junto a lo que parecía un coronel de la marina estadounidense.

— ¡No voy a arriesgar todo en un maldito ataque hacia la capital coronel! —le gritó Eric ya harto de la absurda conversación.

—Sé cómo te sientes chico, no quieres perder a nadie, pero también debes entender que esto no es una simple guerrilla. Allí vienen soldados entrenados, aeronaves, tanques, súper-soldados, ellos no vienen a dialogar, vienen a matar a todo aquel que se les interponga en su camino. Debes entender, que muchos van a morir y si nosotros no atacamos primero, ellos vendrán.

SIN DESTINO: EL INICIO (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora