Capítulo 40. Juegos del destino.

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Capítulo 40. Juegos del destino.

"Siempre trato de controlar las cosas, pero al final eso es lo que me controla a mí" .—NF


Entramos al gran palacio encontrándonos con una enorme escalera doble principal, junto a la gran cúpula cubriendo todo el recibidor permitiendo ver el cielo azul con las aves volando sobre este.

—Bienvenidos todos, espero que no hayan tenido ningún problema durante el viaje. —Ciara nos dirige por un pasillo.

Bueno, más que viaje fueron solo unos segundos.

—Todo salió perfecto, afortunadamente. —contesta el señor Cowen.

Acacia se mantiene a mi lado mirando a Ciara con maravilla.

— ¿Cómo supiste quién era? —murmura hacia mí.

—Quería hacerte la misma pregunta. —Fijo mi vista en sus ojos celestes.

—Parece que no eres la única con poderes mentales, Hil. —me sonríe.

—Espera. —Nos detenemos.

El resto sigue caminando.

— ¿Viste un recuerdo?

—A veces... veo cosas. O las siento simplemente.

— ¡Cassie! ¡Eso es increíble! —La abrazo. —Significa que tu magia también está despertando.

Ella sonríe pero no tan animadamente.

— ¿Qué es? —ladeo mi rostro.

—Si mi magia está despertando... significa que el cierre de mi círculo se aproxima.

—Creí que era lo que querías.

—Y eso quiero. —contesta de inmediato. —Pero aunque ya di mi primer paso al creer... ¿Qué pasa con el resto? Sacrificio, Gula, Furia y lujuria. —susurra lo último sonrojándose.

Tomo su mano y seguimos subiendo las escaleras.

—No creo que debas hacerlo de inmediato, Cassie. Debemos hablarlo con Ciara, tal vez ella tenga mejores respuestas. Después de todo no soy el mejor ejemplo en el proceso.

Ella asiente sonriendo.

Y así llegamos a una gran habitación de enormes puertas, con sofás en el medio, un escritorio al costado derecho donde en lo superior colgaba una pintura de Ciara donde transmitía poder.

Mis ojos brillan cuando veo una flor blanca flotaba en lo alto de la cúpula de vitrales en el tejado.

—Es una gardenia engrandecida por un hechizo. —aclara Ciara. Un gato blanco camina a ella. —Oh, ella es la señorita Snow-White.

Me acerco a la gata y esta gruñe cuando la acaricio.

— ¿Quieres cargarla? —me pregunta. Sonrío y asiento.

La gata no se queja en lo absoluto, en realidad se acomoda entre mis brazos.

—Gracias por aceptarnos una vez más, Ciara. —Linnette se acerca. —Todo sigue igual.

—Han pasado años, Lina. —le sonríe. —El refugio ha prevalecido durante ya tres décadas.

—Eres una gran directora, O'Brien.

—Eso intento cada día.

Sigo detallando. Las paredes son blancas, con pequeños detalles en dorado y verde. Hay algunas flores enroscadas en los pilares a los costados de la habitación. Hay una escalera de caracol a la izquierda llevando a un segundo nivel cubierto por cortinas que destellan. Parecen cascadas de estrellas cayendo por ellas.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora