Capítulo 41. Secretos y Mentiras (Parte 2)

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Capítulo 41. Secretos y Mentiras (Parte 2)

"El amor no mueve montañas, más bien si te descuidas, te aplasta". Walter Risso


Toco la puerta de Ciara sintiendo los nervios mover mi estómago.

—Pase. —Contesta.

Entro a la oficina tomando una gran bocanada de aire.

—Oh, Hola Carrigan. —su rostro parece iluminarse al verme. — ¿Cómo te sienta tu nueva vida?

—Todo va bien. —sonrío.

Camino hasta ella y me siento frente a su escritorio.

—Algo me dice que no es sobre la iniciación de lo que quieres hablar.

Tuerzo mis labios.

—Estoy buscando respuestas, y nadie parece estar dispuesto a ayudarme.

— ¿Qué tipo de respuestas? —me indica en donde sentarme.

—A veces sueño cosas, que luego se cumplen.

— ¿Tienes visiones? —pregunta asombrada.

—No sé, no sé si eso son. —me alzo hacia ella colocando mis manos sobre el escritorio. —No todos los sueños son importantes.

— ¿Y qué pasa con este sueño que lo hace importante? —cruza sus manos bajo su mentón.

—Soñé con un bosque, estaba atrapada en una maraña de hilos rojos. Lo curioso es que sentía cierta paz.

Ella sonríe y asiente.

—Las respuestas son muy fáciles de encontrar. —comenta antes de caminar al librero bajo las escaleras. —Aquí, naturaleza espiritual.

Me pasa el delgado libro, pesa un poco, pero no es excesivo. Su cubierta es roja y con letras doradas, recordándome rápidamente a mí sueño.

—Me recuerdas tanto a tu madre.

Alzo mi vista.

—Cuando éramos adolescentes tuvo un sueño parecido.

Abro mi boca asombrada.

— ¿Tiene que ver con ella?

—Me temo que esta vez solo gira en torno a ti.

— ¿Debo preocuparme?

Ella suspira.

—No, cariño. —dice recostándose en su asiento tranquila. —Pero seguro cambiara tu manera de ver un poco las cosas.

Trago grueso y abro el libro.

Las palabras se pintan en mi mente, y sin darme cuenta el libro me lleva a los lugares de los que habla.

Rituales, pociones, Éire, campos, islas, aldeas... quedo maravillada con la cantidad de información que me ofrece, y entre las estaciones veo el dibujo de dos manos extendidas a nada de tocarse, hilos que se enrollan por sus dedos. Y en sus dedos índices, el hilo se vuelve uno.



El hilo rojo del destino.

Existen muchas versiones sobre este mágico hilo que se une a dos personas. El hilo se estira hasta el infinito, se podrá enredar, alargar o tensar pero jamás se romperá. Este hilo te acompaña desde el día de tu nacimiento. Los primeros amantes, Dagda y Morrigan, son quienes atan este hilo a los dedos de los recién nacidos, para que las almas nunca se pierdan y en algún momento de sus vidas las una.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora