Capitulo 12. Muy Inocente.

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Capítulo 12. Muy Inocente


—Debes ser consciente de que no puedes poner en peligro tu salud, Hilarie. —Asiento recostada sobre la silla. —Tus padres ya están al tanto, y están preocupados de que olvides...

— ¿Qué? —me enderezo alertada. — ¿Mis padres están aquí?

—No podíamos mantenernos ignorantes después de tenerte dos días en la enfermería. —El señor Cowen se excusa. Pero yo me vuelvo a dejar caer colocando una mano sobre mi frente.

Catalina me castigara por un siglo, mi alimentación es un tema delicado.

—Pero... ¿no vendrán cierto? —pregunto comenzando a sentirme ansiosa.

—Aunque tu madre insistió bastante, no. —vuelvo a respirar aliviada. —Pero aun así, me hicieron prometerles que te cuidaras.

—Si... lo siento. —asiento. —Es que a veces el tiempo pasa muy rápido y...

—Esa no excusa para que termines dos veces en la enfermería.

—Fue un accidente. —digo casi en un susurro.

—Sí, la primera vez. Pero luego me entero de que te sentías mal. —Asiento mordiendo mi labio. —y que no dormiste en tu dormitorio. —Bueno, ahora si sentía que la respiración se me iba mientras mi ritmo cardiaco aumentaba rápidamente.

—Yo...yo no...

—No te juzgare, Hilarie. No soy el enemigo. —Lo mismo dijo... ¡Espera! Alguien me dijo la misma frase esa noche. —Pero necesito que no me des razones para desconfiar de ti.

—Lo sé, creo que esto de cambiar de ambiente ha comenzado a cambiarme... —digo aun pensando en esa frase. —Sé que sonará raro señor Cowen pero... ¿es una frase célebre aquí? "no soy enemigo"

El señor Cowen me mira confuso pero luego de pensar aparentemente, me contesta.

—Pues, creo que es parte del diario de Mary Ann. —dice levantándose de su escritorio yendo a su biblioteca al lado izquierdo de la habitación. —Me parece que lo tengo por aquí.

— ¿Mary Ann tenía una diario?

—Sí, luego de unos años como directora decidió comenzar a escribir hechos importantes de su vida como directora de la institución.

— ¿Qué relación tiene Mary Ann con su familia? Su apellido no era Cowen.

—No pero el de su hija al casarse si, luego de generación en generación fue pasando a nuestra familia.

—Perdone la intromisión. —digo asegurándome de no haber preguntado de más.

—Descuida, la historia es algo muy importante, sobre todo en la academia. —Me dice pasándome un pequeño libro con cobertura de cuero y cintas cerradas alrededor.

Yo me levanto y lo tomo.

Las vendas ya no eran necesarias, pero aun así me dolía un poco caminar.

— ¿Puedo?

—Claro. Espero que te sirva. —Me dice regalándome una leve sonrisa. —Después de clases. —Recalca y yo recuerdo que debería de estar en clases, precisamente de química.

—Claro. —Sonrió y tomo mi mochila. Ya me había perdido las últimas clases suficientes, y hoy tendría que ponerme rápidamente al día. —Gracias por el diario.

—No hay de qué. —Se vuelve a sentar en su silla y yo salgo de la oficina con el libro en manos y mi mochila colgando en mi hombro.

Abro el diario algo desgastado con hojas amarillas y comienzo a caminar rumbo al segundo piso. Pero al levantar la mirada, justo sobre el descanso de la escalera me encuentro con el cuerpo de un chico, y cuando subo los suficientes escalones me doy cuenta de que se trata del cuerpo estructurado de Clarke. Creo que ni siquiera nota mi presencia. Sentado sobre la ventana mientras parece escuchar música. Segunda cosa que noto, es que está fumando con una mirada triste puesta en el paisaje.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora