Capítulo 18. Iniciación.

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Capítulo 18. Iniciación.

El destino nos lo creamos a cada paso que damos


Bailey camina de un lado para otro con los brazos cruzados, mira las cosas sobre su repisa luego las fotografías, mira la ventana y luego su closet. Así al menos unas diez veces.

Yo me quedo parada viéndola pero a la vez teniendo un vago recuerdo de mi padre cargándome camino a una casa rodeada de nieve. No estoy segura de si alguna vez fue real.

—Eres especial pequeña, Hil. —me dice. Yo lo miro desde la altura de sus hombros.

—Tú también lo eres, papi Drake. —el ríe y me baja frente a la puerta.

—Prométele a tu papi que siempre nos recordaras.

— ¿Por qué los olvidaría?

—Porque a veces el poder nubla cabezas.

Me rio tocando su rostro, beso su frente y él sonríe.

—El poder está en nuestra familia, si te olvido, ya no tengo poder.

Dejo de tocar el collar y me volteo hacia la loca de mi amiga.

— ¿Me explicas que demonios estas diciendo? —Me planto frente a ella deteniendo su cuerpo.

—Tu... yo... —Miro sus ojos perdidos. —Oh por todos los dioses. —niega con su rostro a punto de colapsar.

—Bailey... —demando con seriedad. — ¿Qué es lo que dijiste?

—Recuerda que te dije que podías confiar en mí. —asiento. —No estas locas, Hilarie. —suspira. —Te prometo que te lo diré. Pero el anacronismo de esto... —me sonríe.

— ¿Ana qué?

—Olvídalo, creo que los dulces me han afectado.

Vuelve a ser ella como si nada. Si yo creo que estoy mal, bueno... Bailey me hace dudar.

Quiero insistir, quiero saber qué demonios está pasando, pero parece que si presiono mi amiga explotara.

—Hoy seremos unas chicas normales. —sentencia.

No entiendo nada, pero sin pedirlo, Bailey toma mi mano y nos conduce fuera del dormitorio, bajamos las escaleras y el salón se ve bastante solo, solo dos chicos están sobre el sofá, muy cómodos con su sesión de besos a decir verdad.

La española no se detiene o comenta nada, yo los miro con ternura. Cuando salimos escuchamos leves risas que se van haciendo más potentes cuando vamos saliendo del pasillo que dividía las casas.

Y justo cuando llegamos a la planta principal, la música está retumbando y se hace presente el ambiente enérgico.

Hay una enorme fogata en medio del patio trasero que conducía a los establos, justo al lado del campus, afortunadamente están bastante alejados del fuego y el desastre que la euforia de estas personas podría generar. Las personas a su alrededor bailaban, bebían y reían. Esto parecía una gran fiesta de adolescentes.

Mis zapatillas rojas eran lo único rojo que tenía. Pero con mi cabello siendo iluminado por el fuego parecía bastante rojo.

—Bien, esta noche aleja cualquier pensamiento que no sea divertirte ¿Vale?

—Bailey... no sé. —Ella se cruza de brazos y me mira desafiante. —Lo intentare.

Ella aplaude y me abraza. Manipuladora.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora