Capítulo 03. Las Brujas De Salem.

1.7K 158 59
                                    


Capítulo 3. Las Brujas de Salem.

¿El mal es algo que eres? ¿O es algo que haces? —Bret Easton Ellis


Un ruido comienza a taladrar mis oídos y gruño bajo mis sábanas disfrutando de la calidez bajo ellas, pero esta persona claramente está en total desacuerdo con dejarme disfrutarla por más tiempo.

— ¡Por favor! —me quejo tratando de dormir otra vez.

Escucho una risa antes de que el sonido de un tintineo se detenga.

—Buenos días hermosa flor. El sol ya salió. —El áspero sonido de la voz de Bailey inunda la habitación pero yo solo quiero seguir durmiendo.

— ¡Es de noche aún! —me quejo percibiendo que no hay luz viniendo del exterior.

—Vamos, nena. —habla mientras comienza a hacer ruido nuevamente. Libros, llaves, abre y cierra cajones.

—No tengo uniforme. —digo alzando un poco la cabeza rezando porque sea suficiente.

—Vamos a buscarlo. — Y entonces siento como me arrebatan las sábanas. —Levántate bella durmiente.

Después de decirle cosas no muy bonitas a mi compañera en mi cabeza. Ruedo mi cuerpo con pesar y me levanto sin ganas. Bailey me arrastra apenas estoy de pie y salimos de la habitación. En el camino nos cruzamos con algunos estudiantes, pero todos van tan relajados, mientras yo estoy arrastrando los pies contra el suelo.

— ¿Qué hora es? —pregunto luego de bostezar. Comienzo a peinar mi cabello con mis dedos, aunque sé que no cambiara su aspecto, ya que mi cabello es innecesariamente lacio pero con muchos cabellos sueltos que a veces no tengo manera de como domar.

—Buenos días señoritas. —la sonrisa de Nicholas ilumina su rostro. — ¿Madrugando, Hilarie?

—No por decisión propia. —mascullo entre dientes viendo al rubio.

—Luego te acostumbraras. Todos pasamos por esto. —mira el reloj de aguja sobre su muñeca. —Son las siete. —contesta el rubio con el que compartí tostadas.

Abro mis ojos como platos. Miro a través de los vitrales y una leve luz naranja se comienza a elevar a lo lejos a través de los edificios.

— ¡Es demasiado temprano! Ni siquiera ha salido el sol. —Exclamo y siento ganas de llorar señalando hacia el vitral de un árbol y ella solo sigue caminando con su coleta rebotando mientras danzan sus delgadas caderas.

—Creo que te costará adaptarte, Hill. Aquí nos levantamos muy temprano. —se ríe Nicholas.

—Justo antes de que el sol se asome. Es tradición. —se encoge de hombros Bailey.

—La tradición en mi familia es quien termine de último lava la vajilla.

Ella ignora mi chiste.

Suspiro y llegamos al salón donde la clase descansa en los asientos hablando cómodamente.

Bailey camina hacia la mesa con las jarras, bebe y parece que piensa por un momento. —Solo es de valientes admirar la noche esconderse y aceptar que la luz nunca se irá por siempre. —Cita más para ella que para nosotros.

Vaya poema.

Volteo a ver hacia el chico rubio y el solo se encoge de hombros mientras se dirige fuera del salón.

— ¿Te gusta? —pregunta Bailey levantando una ceja con una sonrisa torcida. —Creo que les iría bien, aunque el amor que le tiene a los libros a veces le hace un pesado... es buen chico. —golpea con su dedo índice su barbilla.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora