Capítulo 31. Visiones.

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Capítulo 31. Visiones.


Tomo la mano de Arthur sin darme cuenta. Entramos a la casa y es mucho más enorme de lo que aparentaba, muchísimo más.

Un enorme salón nos da la cálida bienvenida, hay una gran fogata en medio de la habitación de mármol, pero el fuego se contiene en su sitio sin quemar nada alrededor. El fuego llama mucho mi atención, puesto que las llamas brillan en un color verde brillante.

Hay un gran piano en una esquina, reluciente bañado en rojo en contraste con toda la casa de color blanco. Solo hay dos sofás, rojos, y un gran cuadro con un gran lobo blanco aullando a una gran luna al fondo posada sobre el cielo.

— ¿Por qué estamos aquí? —Pregunto.

Lyanna voltea a verme, me da una sonrisa antes de señalar hacia los sofás.

Comparto una mirada con Arthur antes de sentarnos juntos.

—Tu amigo es bueno, —habla. —su aura es bastante brillante, limpia. —Esta vez su mirada va hacia Arthur. —Y por lo que puedo ver, haz aprendido a soltar poco a poco... que casi eliminas esas malas energías.

Quedo sin habla.

— ¿Qué eres? —Pregunto.

—Soy una bruja, pero al igual que muchos bendecidos, mi don es ser vidente; lo que me permite leer la brisa que proyecta tu alma.

— ¿Qué hay de la mía? —Me entusiasmo.

—Eres lo que se esperaba que fuera.

Su respuesta no es, definitivamente, lo que esperaba.

Es casi como si el sonido de la trompeta burlona fuese sonado detrás de mí. Cua, cua, cuaaa...

Muy gracioso.

— ¿Eso qué significa? —Masculla Arthur. — ¿Qué puedes ver?

—Hilarie. —su mirada vuelve a mí, su mirada se vuelve tan potente que parece traspasarme. —. Tu aura es de color plata, ese es tu color predominante por encima del amarillo que le hace sombra.

— ¿Por qué dos colores? —Pregunto esperando que no sea algo malo, me estoy cansando de que me vean como algo malo.

—Lo importante es que tu brisa es radiante, brilla como un farol.

— ¿Y que se supone que atraigo? —Me cruzo de brazos.

—Siempre estarás rodeada de seres con la luz predominante. Pero eso no significa que ahí se quede.

—Nunca faltan las polillas. —Farfullo. —Soy un farol para la oscuridad.

—Y ya ha empezado, ya has sido reclamada por ambas. Si estás aquí es porque las cartas están comenzando a caer y depende de ti cuales tomar y cuáles no.

—Perdona pero... —sonrío respirando hondo sintiéndome ahogada. —No me ayudas con los acertijos. Hablaste de un eclipse, hablas de auras, luces, oscuridad... —Me levanto. —Me dices la misma cosa que el resto. Siento que voy a explotar dentro de mí misma. Siento que me ahogo.

>> ¿Para eso estas acá? Pues vale, nos vamos. —me levanto.

Lyanna suspira y se levanta tomándome de las manos rápidamente. Sus ojos cambian a un color violeta, fuerte y brillante.

—Debes ser paciente, sé que no es fácil. Pero si no aprendes a controlarte, el sentimiento de explotar se hará realidad.

—Eso definitivamente no es reconfortante.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora