Capítulo 02. Gusto en conocerte.

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Capítulo 02. Gusto en conocerte.

"El hombre está más alejado de sí mismo cuando habla a cara descubierta. Dale una máscara y te dirá la verdad" —Oscar Wilde.


Muevo mi mano en forma de despedida cuando el auto comienza a alejarse. Suspiro sintiendo un leve pinchazo en mi pecho.

Los últimos siete años los había pasado rodeada de mis padres adoptivos y mi hermana menor. Estaba acostumbrada a mi familia, nuestra rutina, la música de Harry, las quejas y buena comida de Catalina además de los chistes de mi hermana. No los vería hasta navidad, porque solo podemos salir por viajes de la institución o alguna emergencia, del resto solo en fechas festivas.

—Espero que no llores. —Bailey bromea quitándole el envoltorio a una goma de mascar, mientras el frío viento azota nuestras cabelleras. Londres era frío, sí, pero el verano había sido bastante caluroso y me había acostumbrado. After Flames era fresco, nublado y oscuro por naturaleza.

—No es el primer día de Jardín. —suelto girándome cuando el auto desaparece colina abajo así dando por hecho ésta nueva etapa. — ¿El clima siempre es así?

Ella suelta leve una carcajada.

—Las montañas están a sólo cinco kilómetros de distancia. No es frío durante todo el año, pero si la mayor parte del tiempo. Sopla una burbuja rosa la cual luego revienta, saludando a alguien a mis espaldas, pero yo decido seguir mi camino.

— ¿Quién es Galia? —pregunto entrando de nuevo al edificio, bajo la aparente atenta mirada de todos ¿Era muy raro ser la nueva?

Bailey ríe con su voz ronca y enlaza su brazo con el mío. Aunque me resulta raro y mi cuerpo se tensa, le permito el contacto.

—Galia es hija del alcalde de After Flames. —me informa y yo la miró sorprendida. —Es una engreída de primera, con el cliché de chica popular y todo. Ya sabes—me muerdo la lengua para decirle una negativa. —como todas esas chicas de las películas. Claro que no es una bruja loca y obsesiva. No todo el tiempo al menos.

La miro frunciendo el ceño. Además, qué hacía una niña rica en un lugar como este, debería estar estudiando en el extranjero... Bueno, eso es algo estereotipado.

—No me hagas caso. —niega aún con una sonrisa y retomamos el camino hacia el segundo piso del castillo. — ¿En qué año vas? —Había más cuadros y muebles que casilleros por este nuevo pasillo. Pero ese aspecto oscuro seguía muy presente, tanto que intimida de cierta forma. Rezaría para no perderme.

—Último año. Supongo que tu igual. —Se adelanta a abrir una puerta.

—Sí. Cumpliré dieciocho dentro de un mes. Justo después del baile —responde. —Supongo que la señora Ainsworth no te ha enseñado las habitaciones ni los pisos de arriba. —niego con la cabeza. —Pues, es mi deber hacerlo. —continua antes de detenerse y abre una de las grandes puertas.

Vuelvo mi vista hacia el frente y me encuentro con un salón de música equipado. Con paredes cubiertas por instrumentos y dibujos con notas musicales danzando sobre el papel tapiz rojo. Dejo mi mochila y abrigo a un lado y sigo detallando.

— ¿Tocas algún instrumento? —Me pregunta tirándose sobre un sofá y se desliza por este hasta quedar con la espalda recostada sobre los pies del sofá, dejando a la vista un poco de sus shorts bajo la falda.

—La verdad es que no... Soy más del tipo que prefiere escuchar. —Me encojo de hombros.

Nunca me había interesado tocar, aunque de ser por mi madre sabría tocar algún instrumento de orquesta. Así como ella y gran parte de su familia. Acacia si accedió a tomar clases, toca el violín de manera mágica.

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora