Capítulo 27. Especie Maldita.

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Capítulo 27. Especie Maldita.

Siente la furia acercándose. Toda resistencia se desgasta
Ningún lugar para escapar de todo este caos. Ningún lugar para esconderse.


Observo al señor Cowen confundida, pero la mirada que nos hecha no es para tomarse nada a la ligera. Algo anda mal.

Las personas se mueven con rapidez y Arthur me toma del brazo levantándonos de los asientos. El señor Cowen da órdenes y en ese momento la habitación se llena de caos. Las personas comienzan a correr hacia la salida. Algunos profesores parecen forzar las ventanas lanzando algunos hechizos hacia ellas.

Acacia llega a mí rápidamente antes de comenzar a salir por una puerta alterna detrás de un cuadro, cuadro de un árbol donde reposan aves iguales a la que vi en el bosque; cuervos extraños y coloridos.

Bailey, Nicholas, Jack, Galia, Nessia y Jack nos siguen el paso.

— ¿Qué está pasando? —pregunto cuando entramos en un pasillo muy oscuro, hasta que Bailey prende fuego a una antorcha con sus manos.

Retrocedo ante el fuego y ella se coloca al frente conduciéndonos a través de la tenue luz que nos brinda.

—Debemos protegerlas. —contesta Arthur apretándome a su costado. Tomo un costado de mi vestido y lo alzo para no tropezarme.

— ¿Qué tiene de malo que seamos Herejes? —pregunta Acacia detrás de mí. —Creí que era algo normal.

—Lo es, cuando es un salto en tu linaje. Lo llaman suerte. —masculla Galia. —Pero no es común ser una híbrida de la raíz y no de las sobras. Los Herejes puros son una amenaza para las criaturas, ya que su poder es aún más difícil de controlar. No es fácil.

Me muerdo el labio sintiendo como este se ha agrietado un poco y algunas tiras de carne son arrancadas por mis dientes haciendo que me arda y sienta la sangre en mi lengua.

—Mierda. —Se queja Bailey. —Tenemos problemas, chicos.

Miro al frente y hay un grupo de chicos y chicas esperándonos cuando salimos del pasillo. Puedo identificar algunas caras, entre ellas Dominic y una chica con la que comparto clase de ciencias.

—Es una criatura profana. No tiene derecho al igual que el resto. —dice Dominic con asco. —No pertenecen aquí.

Hago una mueca.

—Cuidado con lo que dices. —Amenaza Bailey.

—Ellas no son como nosotros. —Se ríe junto al resto quienes nos dan miradas de asco y desprecio a mí y a Acacia.

— ¿Quieres problemas? —dice Arthur apretando la mandíbula. Lo sostengo cuando hace el ademan de acercarse. Su cuerpo tenso y sus ojos amarillos brillan con intensidad.

—Que seas el hijo del director no significa nada, Cowen. Sabes que tu novia no quiere estar aquí, ¿Por qué obligarla? Dásela a las sombras, que ellos se encarguen de ella, con suerte terminará en el pozo de Leanan.

—Si no quieres que te desguace, quítate de nuestro camino. —Amenaza Clarke dando un paso al frente. —Mira que todo lo malo, empieza con estas estupideces. No me faltan las ganas de ponerte en tu lugar.

—Ella es descendiente de criaturas oscuras. Tratamos de limpiar las malezas y ella aparece.

— ¿Quién dice que es Hilarie y no yo? —Se queja Acacia al costado de Nicholas quien la protege. —Puedo ser la maleza, así que no juzgues.

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