Capítulo 11. Resaca.

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Capítulo 11. Resaca.

Despertar se convierte en un castigo cuando un dolor horrible aprieta mi cabeza. Cierro mis ojos con fuerza y me remuevo entre mis sábanas. Mi conciencia se burla de mí. ¿Qué diablos paso ayer?

—Maldición... —coloco mis manos sobre mi sien, mi estómago me patea cuando me muevo.

— ¿Hil? —Escucho una voz somnolienta a mi lado, pero definitivamente no es la voz de mi compañera.

—Agh... —gruño y trato de adaptar mi vista, pero cada intento despegar mis parpados me obligo a rendirme.

¿Acaso bebí anoche? ¿Quién está a mi lado? Por favor que no sea lo que creo que es.

— ¿Qué tienes? —rápidamente logro distinguir la voz ronca de Arthur. — ¿Hilarie?

No sé como pero me apresuro al borde de la cama votando todo lo que mi estómago guardaba, primera arcada, segunda... tercera. Mi nariz gotea y mi boca sabe horrible.

—Demonios. —exclama quitando el cabello de mi rostro. Resoplo.

—Mi cabeza... parece que millones de agujas se clavaran en ella. —digo con disgusto. ¿Pero qué hice anoche?

La cama parece perder algo de peso, escucho algo correrse y como la luz disminuye. Las manos de Arthur van a mi rostro, y aunque me sobresalto un poco, me relajo ante las caricias sobre mis mejillas, tu temperatura es realmente alta.

—Trata de adaptarte poco a poco. —dice con suavidad.

Asiento y comienzo a despegar mis párpados, aunque me duele un poco hacerlo, lo consigo luego de unos minutos. Así que me topo con una habitación a oscuras... que no es la mía.

—Lo siento... —el niega regalándome una tierna sonrisa. — ¿Dónde estoy? —pregunto.

Comienzo a examinar la habitación sentada en la cama en la esquina, hay una gran biblioteca al otro lado repleta de libros y fotografías, un armario frente a la cama y un escritorio lleno de papeles y más libros. Pero no podía distinguir mucho debido a que había cerrado las persianas. ¿Y la otra cama?

Espera, ¿Por qué no estoy en mi habitación?

Vuelvo mi vista al frente y él se mantiene en cuclillas frente a mí analizando mi rostro.

—Bueno... luego de que te desmayaras después de hablar sobre tu personalidad en tercera persona. —me golpeo contra la pared mentalmente. —Bailey decidió divertirse y me pareció más cómodo llevarte a un lugar tranquilo y en donde no pudiese perderte de vista... —Se sienta a mi lado.

—Pareces un acosador Arthur. —Rio aun quejándome del dolor punzante en mi cabeza. —Auch... aunque no me sorprende viniendo de B.

—Me preocupo por ti. —Se encoge de hombros—Bueno, creo que debo tener alguna aspirina por aquí... —Se levanta de la cama y camina hacia su armario.

— ¿Por qué no tienes compañero? —Pregunto viendo la habitación... tal vez sea un privilegio al ser el hijo del director.

—Porque no estamos en los dormitorios. —responde pasándome una píldora junto a un vaso de agua que estaba en una cómoda al lado de su cama.

Lo miro sorprendida cuando trago la píldora.

— ¿Dónde estamos entonces? —me arrodillo sobre las sábanas, cosa que hace quejarme. No recordaba que mi tobillo seguía inflamado, ahí seguían las vendas apretando.

—Estamos en la villa. —responde mirando mi pie.

Rasco mi cabeza tratando de rellenar mis lagunas mentales. Pero todo lo que recuerdo es mi mal humor al ser incapaz de movilizarme en esa fiesta, justo como ahora. ¿Hacían fiestas todo el tiempo así porque si?

Dark Academia © LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora