Capítulo 43.

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Luego de caminar bastantes calles, salir de la parte antigua de la ciudad, adentrarnos en la parte más reciente, el millón de quejas de Thalia, dos ventis, cuatro nacido de tierra y un pequeño ciclope después, llegamos a la casa de un asombrado Michael, no todos los días se ve como en un fabuloso día soleado, de repente, un rayo cae sobre el malvado bicho ¿no?

Al entrar en la casa, el castaño nos llevó hasta una sala espaciosa, un sofá en forma de "L", una gran televisión frente al cómodo asiento, a la derecha se encontraba una mesas de comedor con unas seis sillas, y luego había dos pasillos, uno a la izquierda del sofá, y otro a la derecha de la mesa, Michael se fue por el de la izquierda, explicandonos que iba a avisar a sus padres y a su hermana pequeña.

-¿No te resulta extraño?

-¿El qué?

-Que conozca a su madre y a su padre, que ambos sean mortales, pero que aún así, puede ver a los monstruos, al igual que su hermana.

-Sí, es extraño.

-¿Y si no funciona la niebla con ellos y es por eso que ven a los malditos y asquerosas bichos?

-Pues...-intento pensar en algo que decir, pero no se me ocurre nada.-No lo se Thalia, sé que no está situación, la de tener a tus dos padres bajo rl mismo techo, y que ninguno de ellos sea un ser divino, es raro y extraño para nosotras, ya que estamos acostumbradas a ver que los mestizos unicamente tengamos a uno de nuestros padres..., y puede que haya algunos de nosotros que no conozcan a ninguno de los dos.-le explico dandole mi opinión.

-Sara, sí, tienes razón en todo lo que acabas de decir, pero no ne parece justo que nosotros suframos por el cariño de nuestros projenitores y que ellos no, eso...¡ugh!, esta situación es frustante.-dice pasando sus manos a traves de su cabello.-Tuvimos que haber parado en otro sitio, los romanos cada vez me caen peor...

Y ahí se quedó nuestra conversación, ya que nada más terminar Thalia de hablar, una mujer de unos cuarenta años, aproximadamente, junto con un señor de la misma edad, entran en la sala en la que nos encontramos, detras de ellos van Michael y una niña pequeña, supongo que su hermana.

-Sentimos el retraso señoritas.-se disculpa la mujer mientras se sienta en el sofá a la derecha de su...¿marido?-Sentaos por favor, no os quedeis de pie.

Obedecemos sin rechistar y nos ponemos lo más alejadas posible de la familia, creo que Thalia también se dio cuenta en lo mismo que yo, el hombre no se parecía en nada, pero en nada de nada a Michael, al igual que ella no se parecia a la pequeña, y podran decir lo que quieran, pero de que no se parecen ni en el blanco de los ojos, eso no hay quien me lo niege.

El hombre, no podia medir más de metro cincuenta, ya que, incluso yo que soy bastante baja, le sacaba media cabeza, el señor apenas tenia pelo en la cabeza, en cambio poseía un gran bigote, una pequeña nariz, grandes ojos marrones, mejillas sonrojadas y una gran barriga, como si estubiera embarazado de ocho meses y medio. Luego estaba ella, tan delgada como un palillo, cara alargada, media melena castaña, ojos inexpresivos de extraño color, una pequeña boca con una excesiva cantidad de carmín rojo.

Como habeis podido notar son bastante diferentes, Michael se parece, en algunos rasgos, a su madre pero en nada a su padre, y la pequeña de once años, la cual tiene una estatura media, dos coletas rubias, dos grandes ojos verdes y una prqueña nariz, tiene las caracteristicas de su padre, y nada de su supuesta madre.

La sala sse encuentra en silencio, unos analizamos a los otros, era bastante incomoda la situación, así que la mujer fue la primera en hablar y romper el hielo.

-Bueno, nuestro hijo ya nos ha contado lo sucedido.-nos dice.-Me resultó extraño que se encontrara con alguien que, al igual que a mis hijos, ven este tipo de...cosas.

La hija de Poseidón [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora