La hija de Poseidón [Sin editar]

Capítulo 7.

-¿Sabes lo que quería decir el sr.D con lo de que tenia que salvar a los semidioses?-le pregunto con curiosidad.

-mmm...como tu sabes soy el espíritu de Delfos y tengo visiones.-yo asiento, indicándole que siga.-Bueno pues, cuatro meses después de que derrotaran a Gea, ellos no aparecían, pero claro tenían que venir de Grecia para aquí, hay mucha distancia.

Yo la escuchaba sin entender que es lo que quería decirme para poder responder mi pregunta sin que me asustara. Volví a asentir para que siguiera.

-Pues bien tuve una a los cuatro meses, y es una de la profecía que sigue a la del héroe y a la de los siete, y dice:

"La niña equivalente al mar,

Hija del rey del océano y los terremotos,

Salvará a los náufragos mestizos perdido en la burbúja cristalina,

Imbisible para los grandes,

Pero solo contará con la ayuda de la diosa de la luna,

La actual princesa de los dioses"

Dijo esto expulsando un humo verde, el espíritu, cuando terminó la agarre, ya que se estaba cayendo.

-¿Estas bien? Mierda no he tenido que preguntarate.-dijo para mi misma.

-No... no te preocupes...debías saberlo eras la única hija de Poseidón viva...-dijo Rachel Elisabeth en un susurro.

-Pero... ¿estas bien no?-le pregunto preocupada

-Sí, si tranquila.-dijo levantandose.-¿Quiéres que te lleve a la cabaña?

Yo asentí y nos pusimos a caminar mientras me decia donde estaban las cosas, las pistas de baloncesto, el tiro con arco, etc.

-Y aqui estan las cabañas.-dijo cuando llegamos.

Las cabañas estaban situadas en el bosque junto al lago. Estas se concentraban alrededor de un campo donde habia una gran piedra revestida con una hogera que parecia no apagarse nunca.

Las cabañas más cercanas a la hoguera correspondian a los doce dioses olimpicos y a Hades, alrededor de estas hay más cabañas que, según Rachel, correspondían a los dioses menores.

-Esa es la cabaña de Poseidón, la tres.-me dijo indicando una cabaña.

Esta es larga, ancha y sólida. Los muros exteriores eran de piedra áspera gris salpicados por trozos de conchas y corales.

Rachel me dejo alli, delante de la puerta de la cabaña. Al abrir la puerta, mi nariz percivió el olor a sal, las paredes interiores brillaban, había seis literas y una pequeña fuente, junto a la ventana, a la que le daba el sol y formaba un pequeño arcoiris.

Me acerqué a una de las literas, era la parte más desordenada de la cabaña.

-Esa es la cama de Percy.-dijo una voz procedente de la puerta, a lo que yo respondí con un pequeño salto, me asusté.-Y la de arriba de, su casi hermano ciclope, Tyson.

Me guiré para ver de quien procedia la voz y me encontré con un sátiro con la camiseta naranja del campamento, sin pantalones y con unos pequeños cuernos en su cabeza.

-Oh...yo mmm...Soy Sara, y tú ¿cómo te llamas?-le pregunté sin saber que más decir.

-Grover, el mejor a migo de Percy.-asi que este era el protector y mejor amigo de Percy, otra vez felicito a Rick Riordan por su buena descripción.-Pensé que lo sabias, Quirón me dijo que te leistes el libro...

-Oh! Sí, sí lo leí pero... bueno ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea esto...-dije señalando toda la cabaña.

-Sí a todos les cuesta un poco adaptarse y creer todo...-yo nege mientras me sentaba en una la litera al lado de la de Percy y Tyson.

-Yo... bueno esto increible ¿no?, nadie se imaguina esto pero... de lo que yo no puedo parar de pensar es en lo que hizo mi pa...Poseidón, sí lo que hizo Poseidón.-Grover se hacercó a la cama y se sentó a mi lado

-¿Y qué hizo esta vez el señor de los mares?

-Reconocerme nada más nacer.-contesto con una mueca

-¿Y eso es malo?-pregunta de nuevo.-Muchos desearian haber sidos reconocidos desde que nacieron, ¿por qué te molestas en pensar tanto en eso?

-Por eso mismo que tú has dicho, ¿acaso sabes de alguien más reconocidos desde entonces?-le pregunto levantandome, y él en respuesta me niega con la cabeza.

Iba a seguir hablando pero un chico entró a la cabaña gritando.

-Salid venga, a venido mi padre Hermes con un mensaje para todo el campamento.-Grover y yo miramos al chico, y asentimos saliendo corriendo por la puerta seguidos del hijo de Hermes.

Al llegar a la hoguera todos se nos quedan mirando, somos los últimos.