No Tengo Otra Opción

1.3K 95 2
                                    


Salimos del bar y apenas cruzamos el portal el me sujeta del brazo y sigue caminando.

— Qué haces? Suéltame.
Le pido pero Serkan ignora lo que le digo y sigue haciendo que caminemos hasta llegar a la esquina y doblar en un pequeño callejón.

— Qué crees que estás haciendo, Serkan? Exclamo al notar que me sujeta de los brazos y hace que apoye mi espalda sobre la pared.

— Eso mismo te pregunto a ti, Eda. Qué haces bailando con ese hombre de esa manera? No te das cuenta que eres una mujer embarazada?
Me pregunta sin soltarme y mirándome a los ojos con enfado.

— Que yo sepa el doctor no me ha dicho que no pueda bailar!
Replico casi gritándole.

— Es que tu no estabas bailando. Estabas seduciéndole, lo estabas enloqueciendo con esa maldita y sensual manera de bailar que tienes.
Me dice y lo miro sorprendida.

— Y qué? Ese es mi problema, Serkan.

— No, no es tu problema solamente, por si no lo recuerdas aquí dentro llevas un hijo mío.
Dice y toca mi abdomen.

— No me toques, no tienes derecho de hacerlo. Tú te estabas besando allí con Selin y yo no te dije nada, que digo besando prácticamente estaban se comiendo a besos en medio de su baile y yo no te reclamo que no puedas hacerlo por ser el padre de mi hijo.

No me está gustando su actitud...

— No te das cuenta que estoy con ella porque no tengo otra opción?
Me pregunta y no entiendo nada.

— Qué? De qué hablas?
Pregunto confundida.

Serkan suspira y cierra sus ojos.

— Hace meses ha intentado suicidarse tomándose un frasco de pastillas. No puedo dejarla, no quiero que lo vuelva a hacer.
Me confiesa y solo puedo abrir mis ojos de par en par intentando comprender la información que me ha dado.

— Por qué lo ha hecho..?
Pregunto con hilo de voz.

— Fue después de una de nuestras tantas discusiones. He intentado contarle lo del bebe, pero tengo miedo que vuelva a intentarlo, ella dice que no puede vivir sin mí.

— No sé qué decirte, Serkan, deberían buscar una ayuda profesional, pero esto no tiene nada que ver con tu reacción.
Le explico intentando que entre en razón.

— Sí que tiene que ver.
Sentencia.

— No veo el porqué.

— Porque muero de celos y no puedo hacer absolutamente nada.
Me dice tomando mi rostro entre sus manos.

Ha dicho celos? 

— Qué?
Pregunto casi sin voz.

— Que estoy usando mi confusión como un maldito escudo para no hacer lo que realmente quiero hacer. No porque no quiera hacerlo, si no, porque no puedo. Si lo hago te voy a lastimar a ti y la voy a lastimar a ella.
Dice y mi corazón se ha revolucionado.

— Y qué es eso que quisieras hacer pero no puedes hacer?
Logro preguntar y no sé ni cómo lo he conseguido.

— Besarte como lo he hecho el otro día, estar contigo, y borrar toda esta supuesta confusión entre nosotros a punta de besos y caricias como las que nos hemos dado aquella noche donde inicio todo, pero, no puedo. No puedo ser egoísta y dejarle sabiendo que puede volver a cometer una maldita locura. No puedo pedirte a ti que me entiendas, que me esperes, que me regales el sabor de tus dulces labios a escondidas, pero tampoco puedo ver cómo le bailas a otro, como te miran, como mueren por besarte.
Me dice a milímetros de mis labios y siento mis piernas temblar.

— Es mejor que entremos, Serkan.
Sentencio queriendo que esto no me duela más de lo que ya lo hace.

— No, necesito saber algo.
Me dice sujetándome de la muñeca para que no me marche.

— Qué?

— Qué sientes por mi, Eda?
Pregunta finalmente y yo me quedo mirándolo fijamente queriendo decirle todo con mis ojos.

— Para qué quieres saberlo? No podemos hacer nada con eso.
Digo resignada.

— Necesito saberlo, por favor.
Tomo valor de donde no lo tengo.

— Que me duele que estés con ella. No sé en qué momento paso. No sé si fue cuando estuvimos juntos aquella noche o el transcurso de estos más de dos meses, casi tres que llevamos trabajando juntos, o que rayos fue, pero, me enamore de ti como una idiota, Serkan y sé que no debí hacerlo, que no era conveniente, que soy tu publicista..es todo lo que está mal con eso, pero paso.
Le confieso y siento como varias lagrimas ruedan por mis mejillas.

— Eda, lo siento tanto.
Dice y quita las lagrimas de mi rostro.

— No es tu culpa. Ahora, dejemos esta conversación aquí y hagamos de cuenta que no ha sucedido nada. Tú tienes una novia que cuidar, y yo tengo un trabajo que cumplir.

— Y nuestro hijo?

— Eso es lo único que debemos cuidar juntos, Serkan. Olvídate de lo que te acabo de decir.

— No puedo hacer eso.

— Vas a tener que hacerlo, Serkan. Tenemos que seguir trabajando juntos y esto ha sido algo que debía suceder.

Sentencio y antes que pueda decirme algo camino hacia la avenida principal en busca de un taxi.

Ni siquiera tengo el valor de entrar a ese bar nuevamente.

HAYATIM #Edser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora