Perdon

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Eda Yildiz

No se si es el embarazo que me tiene asi de sensible, o es que las palabras de Serkan me han dolido mas de lo que yo creia, pero, no puedo dejar de Ilorar mientras me miro en el espejo de este baño de restaurante.

Agradezco al cielo que no haya nadie aqui, de ser asi estaria dando un espectáculo. No me reconozco, miro mi reflejo y no se que ha quedado de esa mujer que se hacia la fuerte. Solo veo una mujer a la que el amor le ha golpeado sin aviso y la cual se siente herida ante las palabras frias e hirientes del hombre que ama.
La puerta del baño se abre e intento ocultar mis lagrimas cuando me doy cuenta que es él.

— Que haces aqui? Exclamo. — Este es el baño de mujeres.
Digo por si no se ha dado cuenta.

Serkan ignora todas mis palabras y camina hacia mi.

— Perdóname, perdoname... por favor Eda, se que he sido un idiota, me han consumido los celos.
Dice y toma mi rostro entre sus manos quitando las lagrimas con sus dedos.

— Me ha lastimado lo que dijiste alli fuera, pero no entiendo porque estoy llorando de esta manera tan estupida.
Comento con un hilo de voz y sintiendome totalmente avergonzada por el espectaculo que estoy dando.

— Fui muy duro alli fuera, pero, es que no pude controlar todo lo que me imagine entre ustedes. Me molesta demasiado que te miren así. Se que es tu pasado, que yo tambien tengo uno. En cuanto a tus lagrimas, bueno, estas mas sensible de lo normal, estas embarazada. Me dice con una timida sonrisa.

— Serkan, él y yo..
Intento explicar pero él coloca su dedo indice sobre mis labios.

— Ya me lo conto. Me dijo que fue una noche de copas y que tu nunca le hiciste caso como hombre a pesar de que él estaba, bueno, que esta enamorado de ti. No te voy a mentir me jode muchisimo saber que estoy sentado en la misma mesa que él, pero tambien se que tu y yo tenemos.
Me dice dejandome sin palabras.

— Tu le preguntaste?
Pregunto preocupada.

— No, él me confeso todo. Se dio cuenta que estoy hasta las trancas por ti.
Me dice con una media sonrisa que quisiera borrar con un beso.

No entiendo... como puede hacerme llorar un minuto y luego querer besarlo al otro. Tengo la impresion de que las hormonal me estan jugando una muy mala pasada.

— Le has dicho que no puede decir nada?
Le pregunto con un hilo de voz.

Serkan sonríe pícaramente y acaricia mi rostro.

— Podemos hacerlo juntos, no crees?
Propone sin dejar de acariciarme.

— Y no querrás matarlo porque él y yo tuvimos algo?
Pregunto con muchísimas dudas y él ríe.

— Ganas no me faltan Eda, pero sé que así como yo tengo un pasado, tú tienes el tuyo. Yo no te estoy pidiendo que hayas sido una santa porque yo no he sido un monje, solo te estoy pidiendo que me quieras como quiero a ti y que nos respetemos mutuamente.
Me aclara haciendo que no aguante mas estas ganas de besarlo.

— Eso no lo tienes que decir. Yo te quiero con todo lo que soy, Serkan.

Le digo mirándolo fijamente y sin aguatar mas estas ganas de besarlo, junto mis labios a los suyos. No se si es esta especie de reconciliación, o si es que llevamos gran parte del día queriéndonos besar, pero de una manera abrupta nuestras lenguas se enredan quemándonos. Sin que entienda como, él me toma por la parte alta de mis piernas y hace que me siente sobre la encimera de los lavamanos. Me estoy muriendo aquí mientras aparta mis piernas para ubicarse entre ellas sin dejar de besarme de la manera que lo hace.

Todo esto es tan exitante, tan peligroso... pero, tan lleno de amor; que no puedo pensar en nada.

Sus manos intentan levantar mi vestido cuando el ruido de la puerta nos alerta haciendo que nos separemos faltos de aire y con nuestras respiraciones agitadas.

Serkan disimula ayudándome a caminar así como si yo estuviese mareada o algo, y salimos del baño bajo la atenta mirada de una señora de más de cincuenta años que nos observa confundida.

— Eso estuvo cerca...
Dice agitado acorralando mi cuerpo en el pasillo donde están los baños.

— Demasiado..No podemos repetir algo así, Serkan..
Digo intentando respirar con normalidad.

— Yo pienso todo lo contario.
Dice pícaramente y ambos reímos.

Esta loco, pero como me gusta...

— Vamos a la mesa mejor y hablemos con Yaguz.
Sugiero y él hace una mueca extraña que hace que me ría.

— Vamos, y por favor no hagas que cenemos con nadie, quiero estar solo contigo ya por favor.

Me suplica y solo asiento porque necesito exactamente lo mismo que él.

HAYATIM #Edser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora