Soy Tuyo

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— No hay nada que puedas decirme en cinco minutos que pueda hacer que cambie mi opinión.
Digo dándole la espalda.

No sé si estoy intentando engañarlo a él, o convencerme a mí con estas palabras. Ni siquiera soy capaz de mirarlo a los ojos por miedo de caer en ellos. No me gusta que tenga este poder sobre mí. Me hace sentir la mujer más débil del mundo y quisiera culpar a mis hormonas y al embarazo por esto, pero creo que sería muy injusto de mi parte no asumir mi propia responsabilidad, estoy enamorada hasta los huesos de este hombre.

— Es que no voy a decirte nada, todo lo que tenía que decirte y explicarte ya lo he hecho en el viaje. Dice y siento su cercanía. — La única manera que encuentro para que entiendas lo que siento, es así.

Continua y me toma por sorpresa cuando pega su cuerpo a mi espalda y rodea mi cintura con sus brazos.

— Eda, yo te amo como jamás he amado a nadie, no voy a dejar que un error me aleje de ti.
Dice y no sé como lo hace, pero me gira para que quedemos frente a frente.

Su mirada se clava en la mía y antes de que yo pueda decir absolutamente nada, calla mis labios con los suyos. Es un beso diferente a los que nos hemos dado antes. Este beso está lleno de explicaciones. Es como si quisiera demostrarme que aquel beso que vi no ha sido nada. Nos separamos solo un segundo para tomar aire.

— Jamás podría besar a nadie como te beso a ti, ese beso ha sido un error y si pudiera cambiar el título del álbum, ahora lo llamaría idiota.
Me comenta y me siento la mas imbécil del mundo por reírme de su mal chiste cuando se supone que debería estar enfadada con él.

— Perdóname, por favor.
Me pide y aquí estoy yo en una disyuntiva entre mi orgullo y mis sentimientos.

Me sigue mirando de esa manera que te convence de todo y no puedo más.

— Serkan, es la primera y la última vez que te perdono. Si vuelves a fallarme, olvídate de mi.
Le advierto y él asiente.

— Te lo prometo, nunca más te fallare.
Dice levantando su mano derecha como jurándolo y vuelve a besarme con desenfreno.

— Soy la mujer más idiota del mundo por ser tan débil contigo..pero no puedo...

Digo y esta vez soy yo quien vuelve a besar su boca con ganas, con deseo, con amor. No sé cómo es que terminamos caminando por todo el piso sin parar de besarnos hasta llegar al baño, solo sé que el abre el grifo de la ducha en una pausa de nuestros labios y comienza a deshacerse de mis prendas.

— Quiero hacerte mía en la ducha.
Susurra a mi oído y sigue besando mi cuello.

Sonrió ante sus palabras.

— No es mas cómodo la cama?
Pergunto mientras quito su cinturón.

— Pero esto es más sexy y mucho mas inolvidable para nuestra reconciliación.
Dice pícaramente y aquí voy yo cayendo en sus redes.

— Me enloqueces...
Digo entrecortado.

— Tú a mi, Eda Yildiz, desde la primera noche que te tuve entre mis brazos no puedo dejar de pensarte, de amarte, de desearte, te quiero tanto.
Me dice una vez que ambos estamos faltos de ropa y vamos entrando a la ducha y dejamos que la cascada de agua caliente recorra nuestra piel.

Me acorrala contra la pared de la ducha sin dejar de besarme, es tanto lo que me pasa en este momento, que me veo obligada a enredar mis piernas en él para poder saciar esta sed por él.

— Te necesito.
Le susurro al oído sin dejar de tocar su trabajada espalda y casi como si mis palabras fueran una orden.

Mis piernas rodearon su cadera y mis brazos su cuello en busca de suporte. Serkan comenzó lento, muy lento. Me besa los labios y así empezamos a movernos debajo de la ducha, es lento y dulce, como si Serkan buscara refugiarse dentro de mi cuerpo y hacerlo mas lento.

Eso es lo que hacen las personas enamoradas y desde entonces supe que no me apartaría de él.

Sus besos iniciaron por mi cuello chupando y saboreando el agua que queda allí, regalándome sus agitadas respiraciones y mirada intensa. Serkan me separo mas las piernas con las manos y por acto le rodee más fuerte la cadera mis piernas.

— Te amo, Eda.
Me promete mirándome a los ojos.

Sonrió al escuchar.

— También te amo, Serkan.

Y tras escucharme con un suave movimiento entra en mi inferior más profundo. Serkan me miro y acto seguido deslice las manos por sus hombros hasta los músculos de sus brazos, hice un movimento de caderas y fue mi invitación, él comenzó a moverse, jadeando y llenándome de excitación, mi cuerpo respondió completamente al suyo, me mordí los labios y disfrute de esos movimientos. Me aferré a él en busca de que sienta mas de cerca mi calor, los dos nos abrazamos. Serkan cambió sus lentas estocadas por unas más rápidas y fuertes, el de verdad comenzó moverse fuerte hasta un cierto punto, era como si supiera hasta donde era mi límite y había construido una barrera para evitar lastimarme.

Me posee de la manera más sensual y dulce que lo ha hecho jamás. Somos fuego que evapora el agua que cae sobre nosotros. Soy la debilidad hecha mujer ante sus labios, y él es la sensualidad hecha hombre. Se mueve en mí haciéndome delirar. Es como si en cada envestida me estuviese diciendo "soy solo tuyo", y debo confesar que me encanta. Besa mis pechos mientras sigue su tortura y solo soy capaz de dejar escapar gemidos de mi boca porque no se cómo resistir tantas sensaciones a la vez.

— Serkan...
Digo entrecortado e incoherentemente mientras siento su calor dentro de mi.

Unos minutos después él llegó al orgasmo y me hizo llegar a mi también, con sus ojos viendo cada detalhe de mi rostro y con sus manos acariciandome. Respira entrecortado y consigue darme un último beso antes de salir de mí y bajar mis pies al suelo.

— Esto es lo que te quiero hacer entender, Eda, soy tuyo, solamente tuyo desde aquella noche es así y no hay nadie en este mundo que pueda cambiarlo.
Me dice agitado y vuelvo mi boca a la suya.

— Y yo soy tuya de pies a cabeza, te has hecho con cada célula de mí y no quiero que eso cambie.

— No va a cambiar, tu también te has hecho con cada parte de mi, de mi cuerpo, de mi mente, de mi corazón, hasta de mis sueños..todo lo que soy es tuyo, solamente tuyo.
Me dice y la debilidad de mi cuerpo me hace abrazarlo fuertemente mientras el agua nos sigue cayendo.

— Puedo quedarme aquí esta noche?
Me pregunta sin soltarme.

Su pregunta me hace sonreír y abrazarlo más fuerte.

— Muero que te quedes conmigo esta noche, Serkan.

Le respondo y planta un beso sobre mi cabello mojado que me hace sentir más arriba del cielo en el que ya estaba.

HAYATIM #Edser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora