Controlemonos

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Es mirarnos mientras que el chofer conduce y reírnos del no poder decirnos absolutamente nada.

Debo mirar por el cristal e intentar disimular.

— Señorita Yildiz, al paseo de las estrellas, no?
Me pregunta el chofer.

— Si por favor, tenemos unas cuantas horas libre e iremos pasear un poco.

Le explico, aunque la única razón es que Serkan  y yo no nos podemos quedar más en ese hotel, al menos no hasta que nos relajemos un poco.

La sonrisa picara de Serkan es muy tentadora. Entiende perfectamente porque hemos salido y me mira de esa manera que me pone nerviosa.

— Ya... detente.
Le digo muy bajito.

Me mira encogiendo sus hombros y luego toma su móvil. Lo observo escribiendo y no puedo creer que me este ignorando de esa manera. Vuelvo mi vista al cristal cuando una notificación en mi móvil me interrumpe. Lo saco del bolsillo del blazer y al mirar la pantalla rio como una tonta.

Es un mensaje de él.

— No puedo detenerme, me encantas. Ese short junto a ese blazer te quedan preciosos. Muero por besarte nuevamente. 

Lo miro moviendo mi cabeza de un lado al otro y él me sonríe.

Por qué me hace las cosas tan difíciles? 

— No me hagas esto. Es muy difícil.
Le respondo a su mensaje.

Se que ha leído lo que le he escrito, pero no me responde. Solo se queda mirando la pantalla y luego guarda su móvil. Es extraño, porque todo lo que quedaba de camino lo hemos hecho en silencio.

— Aquí está bien?
Pregunta el chofer mientras aparca el auto en una de las calles.

— Sí, perfecto. Caminaremos por aquí. En tres horas pase por nosotros por favor.
Le explico y él asiente.

Ambos bajamos de la furgoneta y comenzamos a caminar rumbo al área más turística de esta ciudad.

— Qué cosa no quieres que te haga?
Me pregunta mientras caminamos a la par.

— Enamorarme más.
Respondo sin rodeos.

— Tú haces lo mismo y yo no me quejo.
Dice entre risas haciendo que deba reírme también.

Sin importarme nada, me detengo en medio de la acera, y agradezco que aún no sea una de las más transitadas de esta área.

— Serkan, me está costando muchísimo decirte que no, entiendes?
Le pregunto tal como si fuese un niño pequeño.

Serkan acorta la distancia dando un paso más hacia mí sin dejar de mirarme fijamente a través de sus gafas de sol.

— Y a mí me está quemando no estar contigo y no poder gritarle al mundo que esperas un hijo mío, entiendes?
Me replica haciendo que trague saliva de manera exagerada.

— Con más razón, mantengamos distancia. Al menos por ahora.
Le pido.

— No quiero, no puedo, lo siento, esto es más fuerte que yo. Siento ganas de tomar el siguiente avión a Istambul e ir a resolver todo con Selin sin que me importe nada, pero no puedo.

— Tenemos que poder, Serkan. No quiero ser tu amante, estoy luchando con todo mi ser para no caer en tus brazos.

— Tú crees que fue fácil para mi esta mañana salir de tu habitación sintiendo todo lo que sentía? Déjame decirte que no, pero por sentirte cerca lo soporto. No quiero alejarme de ti Eda, y sé que no quieres ser mi amante, pero.. ya no se qué hacer con todo esto.
Me dice con angustia.

— Solo son cinco días los que nos queda para regresar antes de seguir con todo.
Explico con un hilo de voz.

— Serán los cinco días más largos de mi vida. Sé que dejar a Selin, no será fácil... pero, como te lo dije no estoy dispuesto a perderte ni a condenar mi vida junto a una mujer que no amo.
Me deja saber nuevamente y acorta mas la distancia entre ambos.

— No te me acerques más por favor. No sé si son las hormonas del embarazo, o todo lo que me sucede contigo, pero te me acercas y siento ganas de que me beses sin parar y eso es lo que debemos evitar.
Le confieso y una pícara sonrisa se dibuja en su rostro.

No sé qué es lo que intenta hacer conmigo, pero me está volviendo loca.

— Yo también quiero besarte sin parar. Desde aquella primera noche que no dejo de pensar en la manera que nos besamos, que nos tocamos, me arisco decir que me enamore de ti desde el primer día.
Me susurra.

— Por favor, Serkan...

Le suplico y tengo que hacer un esfuerzo sobre humano para no tocarlo en este momento.

— Está bien, me controlare..mantendremos una distancia prudencial dentro de lo que podamos, pero cuando mis cosas con Selin estén solucionadas, prepárate porque te amare como nunca nadie lo ha hecho jamás.
Me advierte y de pronto la temperatura aquí aumenta de manera drástica.

— Recuerda que nadie se puede enterar.
Digo en un susurro ya que me cuesta hablar.

— Y nadie lo hará, te amare en las cuatro paredes de una habitación cuando seamos solo tú y yo, cuando sea el momento todo saldrá a la luz, pero vete preparando.

Explica y lo miro sintiendo que me quemo y sigue caminando dejándome aquí al borde de un precipicio de sentimientos.

HAYATIM #Edser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora