Mi Insoportable Favorita

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Intento no pensar en nada mientras actualizo mis redes sociales sentada en el sofá que hay en el camerino y agradezco que no haya nadie aquí, no estoy de ánimo. Estoy muy concentrada con mi móvil, cuando la puerta se abre y al mirar hacia allí, veo a Serkan.

Me mira extrañado e ignoro todo lo que sus ojos preguntan, solo sigo con lo que estaba haciendo hasta que se arrodilla frente a mí.

— Eda..qué sucede?
Pregunta y acaricia mi rostro.

Cómo le explico que no es él si no es lo que me sucede a mi? No quiero parecer una mujer celosa e insoportable.

— Nada que sea tu culpa.
Limito a responderle y él se sienta a mi lado.

— Mírame.
Me pide y giro mi cuerpo para que quedemos mirándonos.

— De verdad Serkan, no eres tú. Es que no sé qué me pasa, estoy insoportable y eso no me gusta.
Le explico y él sonríe.

— No estás insoportable.

— Serkan, yo me conozco... lo estoy.
Afirmo.

— Entonces eres mi insoportable favorita.
Dice entre risas y toma mi rostro entre sus manos.

— Serkann..
Le pido en lo que es casi una súplica.

— Me urge besarte.
Dice mirándome fijamente y me falta el aire.

— Puede entrar alguien y vernos.
Le susurro.

Sin dar tiempo a nada, él se pone de pie y va hacia la puerta. La cierra con llave y regresa al sofá con una sonrisa triunfal.

— Ahora nadie puede entrar.
Dice pícaramente y se sienta nuevamente.

— Tú estás loco.
Logro decir antes que esos labios de los cuales me estoy haciendo adicta comiencen a besarme.

Sus palabras eran ciertas. En este beso puedo sentir su urgencia y todas mis ganas. Es un beso peligroso, esos que juegan en el borde del amor y el placer. Un movimiento más, o una caricia más atrevida, podrían hacer que esto se nos vaya de las manos.

— Serkan...
Consigo decir falta de aire sobre sus labios.

— Lo sé..

Es lo único que dice y detiene su mano debajo de la falda de mi vestido.

— No podemos aquí..

— Quisiera poder.
Dice entre risas nerviosas y se sienta de manera correcta en el sofá.

Ambos reímos ante la situación.

— Es mejor que comiences a cambiarte.

— Tenemos que hablar de lo que sucedió, no quiero verte así. Eda, si fuese por mi le gritaría a medio mundo lo nuestro y lo de nuestro hijo.
Se explica.

Sé que es honesto en lo que me dice, lo veo en sus ojos.

— Lo sé, pero sabemos que no podemos, no ahora.
Reitero con todo lo que eso significa para mí y me pongo de pie para buscar su ropa.

— Claro que se que no podemos, pero es que no me gusta verte así, no quiero que estés triste.

Puede ser más dulce?

— Ya se me pasara, es que ya te he dicho, estoy insoportable.
Insisto y le voy entregando cada una de las prendas.

— Esta bien.
Replica y comienza a quitarse la americana del esmoquin.

— Espera que salgo.
Digo y él ríe.

— Eda, creo que me tienes muy bien visto ya.
Dice sin parar de reír y contagiándome.

— Y si entra alguien?

— Cierra la puerta.

Propone con una de esas medias sonrisas que son sumamente seductoras y hago lo que me pide.

— Espera.
Digo mientras se quita sus zapatos y lo sorprendo tomándole una foto.

Él me mira confundido.

— Qué haces?
Pregunta entrecerrando sus ojos.

— Es que te ves tan guapo...
Le digo como una tonta y él sonríe.

— Qué tal si me ayudas?
Propone dándose la vuelta para que quedemos frente a frente.

— A qué?
Pregunto haciéndome la desentendida.

— Desvísteme.
Propone y sonrió como si estuviese viendo mi dulce favorito...

Vale, si lo es...

— Haré el sacrificio.
Comento entre risas haciendo que él también ría y de a poco me doy a la tarea de desabrochar los botones de su camisa y la quito.

Hago lo mismo con su cinturón y su pantalón. Noto como su cuerpo se tensa ante el roce de mis manos y dudo si seguir o no.

— No estoy segura de que esto sea muy bueno para ti en este momento.
Le comento tímidamente.

— Tu sigue..
Dice firme y bajo el mano de sus palabras me deshago de su pantalón dejándolo tan solo en bóxer frente a mí.

— Quieres que te vista también o qué?
Pregunto entre risas y él ríe.

— Honestamente, me gustaría otra cosa..pero, no se puede ahora.
Responde.

— Oye! Serkan Bolat!
Exclamo riéndome.

— Dale, me calmo..pásame la ropa.
Dice como si estuviese triste y hago lo que me pide.

Le observo colocándose, su camiseta negra, su chaqueta, y no puedo dejar de sentir todo estas cosas por él.

— Vas a enamorar al mundo con tu voz y con lo guapo que eres, Serkan.
Le comento y lo abrazo desde atrás haciendo que me sonría a través del reflejo del espejo que enfrente de él.

— Y a ti?
Pregunta pícaramente.

Me doy la vuelta para quedar frente a él y llevo mis brazos por encima de sus hombros.

— A mí ya me tienes enamorada.
Confieso y lo beso tiernamente.

El responde a mi beso de la manera más romántica que existe y el solo sentir sus manos sobre mi espalda hacen que me sienta en la gloria. Nuestro momento se ve interrumpido por alguien que intenta abrir la puerta.

— Serkan..
Exclamo en lo que es un susurro.

— Tranquila, sea quien sea le diremos que estábamos en una video llamada con alguien importante o algo así, esta bien?
Propone como excusa.

— Deja que guardo la ropa.
Acomodo todo lo más rápido posible y una vez que le levanto mi dedo pulgar, el abre la puerta para dejar que ella entre.

Sabía que era Balca...

— Pasa.
Dice Serkan amablemente.

— Todo en orden?
Pregunta mirando hacia todos lados.

— Sí, es que teníamos una videoconferencia.
Sentencio y ella solo lo mira él quien no da muestras de dudas ante mi respuesta.

— Ya.. Serkan, tienes que ir yendo al escenario.
Le explica y él asiente.

— De acuerdo, Eda, espérame aquí seguimos hablando del tema mas tarde.
Me dice como todo un profesional mientras que yo sigo tu juego.

— Suerte!
Es lo único que digo y me vuelvo a sentar sobre el sofá que hay en el camerino siendo observada por ella.

Afortunadamente mañana nos vamos a Istambul, siento que si nos quedamos aquí un día mas todos se darían cuenta de todo.

HAYATIM #Edser Donde viven las historias. Descúbrelo ahora