«Jóvenes cachondos»
La corte se marchó, dejándome a solas con mi reina. Ada se relajó al instante y cerró los ojos, recargando su cabeza en el respaldo del trono.—¿Día largo? —adiviné.
—No tienes idea —murmuró—, o tal vez sí... Lamento no haber estado aquí para ayudarte con la tormenta.
—Lo tengo bajo control —la calmé.
Ella alzó sus párpados y ladeó un poco su cabeza para buscar mi rostro, estaba seria.
—Hay algo que no me estás diciendo. —Apreté mis labios al escucharla, pero después de tantos años juntos ella se había hecho muy buena leyendo mi rostro, incluso cuando llevaba mi máscara para ocultar mis emociones—. ¿Qué te preocupa? —insistió.
—No estoy seguro —admití—. Solo tengo un mal presentimiento.
Ella frunció su ceño, tanto que sus cejas casi se juntaron.
—¿Respecto a la tormenta?
—Puede ser, aún lo estoy descifrando.
—¿En qué te ayudo? —suavizó su voz, intentando tranquilizarme—. ¿Quieres que haga un hechizo de protección?
—Ya lo hice yo —aclaré—. Prefiero que conserves tu magia, porque probablemente termine agotado después de esto y si algo sale mal te necesitaremos.
Ada asintió. Mi esposa no era un hada completa como yo y —aun así— era mucho más poderosa. Era semi-hada y forestniana por parte de su padre, pero también humana por parte de su madre, los antiguos reyes de Sunforest. Eso significaba que no solo poseía su magia forestniana, también los cuatro elementos de la naturaleza hada; aire, tierra, agua y fuego. Este último era su favorito.
Ahora, ella gobernaba su bosque junto a su hermano: Jared Rey. Y también reinaba Féryco, a mi lado.
—¿Todo bien en Sunforest?
Una pequeña sonrisa apareció en su rostro.
—Sí.
—¿No vas a saludarme como corresponde?
Soltó una armoniosa risa y sus rizos rojos cayeron sobre su rostro cuando se echó hacia delante.
—¿Y como corresponde, mi rey?
—Ven aquí y te lo demuestro, mi reina.
Ada enderezó su espalda con interés.
—¿Qué me harás?
—Que no te haré.
Se apoyó en los reposabrazos para ponerse de pie con un movimiento delicado pero elegante. No se alejó de mí, sino que rodeó su trono para detenerse frente al mío. Alzó lentamente la falda de su vestido para que no le estorbara en su maniobra y poder subirse sobre mi regazo, atrapando mis caderas con sus piernas.
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Féryco. Ezra Rey.
FantasyEl rey de las hadas aún no sabe que nunca volverá a ser el mismo una vez que descubra quién está detrás de los asesinatos que amenazan a su reino. ¿Ezra Rey tendrá la fuerza necesaria para proteger a su gente, su familia y a sí mismo? ¿Cuánto tendrá...