Capítulo extra. Bruja rompe legados.

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«Bruja rompe legados»

AIDEN. PARTE IV.

A la mañana siguiente Enid se deslizó fuera de la cama primero que yo y lo más silenciosamente posible para no despertarme, solo que no lo logró porque en cuanto su cuerpo salió de mis brazos volví en mí

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A la mañana siguiente Enid se deslizó fuera de la cama primero que yo y lo más silenciosamente posible para no despertarme, solo que no lo logró porque en cuanto su cuerpo salió de mis brazos volví en mí.

La vi agacharse para recoger su ropa y apretarla en contra de su pecho, hecha bolita.

—¿Te vas sin despedirte?

La bruja saltó de tal manera que la ropa cayó de sus brazos y tuvo que recogerla de nuevo rápidamente.

—Yo... hum... lo siento. No quería despertarte.

—Sabes que no hicimos nada, ¿verdad? —quise cerciorarme, porque ella estaba actuando como si anoche hubiésemos hecho algo muy malo cuando, literal, solo dormimos juntos.

—Lo sé. Gracias por eso, yo estaba muy vulnerable —colocó su cabello detrás de su puntiaguda oreja izquierda y el sonrojo de sus mejillas me hizo suspirar.

—¿Estás mejor? —pregunté al notar que sus hermosos ojos plateados seguían hinchados por el llanto de anoche.

—Sí.

No logré identificar si fue la verdad.

—¿Quieres que te traiga de desayunar? —ofrecí.

—No. —Enid sacudió su cabeza—. Gracias, pero tengo que hablar con Joham para que me extienda una invitación a Féryco.

—¿Irán hoy con la gran bruja?

Mi pecho volvió a apretarse, pero ignoré la sensación.

—Conociendo a Ezra, lo más probable es que sí.

—Ten cuidado. —Me limité a decir. Enid asintió y se observó a sí misma, recordando que traía mi playera puesta. Me miró, como preguntándome si debía devolvérmela—. Quédatela. Aunque tal vez debas cambiarte antes de reunirte con Joham. Si quieres darte una ducha el baño es todo tuyo.

—Gracias.

—Me iré para que tengas privacidad. —Me levanté de la cama con la intención de dirigirme hacia la salida, pero cuando pasé a su lado ella sujetó mi codo con suavidad. Sus ojos plateados estaban tan brillantes que me perdí en su luz.

—Lo lamento.

—No más que yo, Enid —respondí resignado.

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Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora