«Fuerza y valentía»Me puse de pie para calmar mi nerviosismo, fue la primera vez que comprendí que a pesar de encontrarme en casa... emocionalmente yo no estaba del todo bien. Los músculos adoloridos se tensaron aún más y medio cojeé mientras me dirigía al baño.
Me recargué sobre el lavabo y respiré hondo tres veces antes de tener el valor de mirarme en el espejo que estaba sobre él. Alcé mi rostro lentamente y jadeé al verme; si creía que Ada estaba flaca y acabada, yo me encontraba en el siguiente nivel. Tenías las mejillas tan hundidas que se me notaban los huesos de los pómulos sobre la gruesa barba, mi piel estaba más pálida y amarilla de lo que nunca había sido, las ojeras bajo mis ojos apagados no eran ni grises ni púrpuras, sino completamente negras. Recorrí el resto de mi cuerpo, las costillas se alcanzaban a notar debajo de mi piel.
Tal vez la poción de las brujas me había mantenido con vida y funcional, pero aún así mi cuerpo lo había resentido. Con razón Ada me miraba como si estuviera a punto de romperme y quería que me lo tomara con calma. Con razón mis hijos no estaban aquí conmigo. Si ellos me veían así...
Me estaba aferrando con tanta fuerza a la porcelana del lavabo que mis nudillos ya estaban blancos. Necesité de otras respiraciones para girarme y atreverme a mirar mi espalda. Aunque no me dolía —señal de que estaba curado— sabía que no encontraría nada bueno.
Exhalé con fuerza al ver las cicatrices serpenteando por mi piel. La flor de yue era tan poderosa que no solía dejar ni siquiera una marca, pero yo había pasado días sin sanar y las brujas me habían azotado una y otra vez. La evidencia siempre estaría en mi espalda, recordándome ese infierno.
Las manos me temblaron cuando dejé atrás mi reflejo.
Cuando Ada volvió, me encontró sentado en el barandal de granito de nuestro balcón, abrazando mis piernas contra mi pecho. Solo disfrutar del sol de nuevo sobre mi piel logró serenarme lo suficiente, casi podía sentir los cálidos rayos acariciando las cicatrices de mi espalda desnuda.
Miré a través de las puertas cuando la escuché entrar, ella se acercó con pasos cuidadosos y los ojos muy abiertos, cargados de cautela. Me tensé al notar que no venía sola y Ada mordió su labio inferior al ver mi reacción, pero no dijo nada cuando Elof atravesó el balcón como un relámpago y me obligó a bajar del borde para poder abrazarme con fuerza.
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Féryco. Ezra Rey.
FantasyEl rey de las hadas aún no sabe que nunca volverá a ser el mismo una vez que descubra quién está detrás de los asesinatos que amenazan a su reino. ¿Ezra Rey tendrá la fuerza necesaria para proteger a su gente, su familia y a sí mismo? ¿Cuánto tendrá...