Capítulo 53. Grata domum.

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«Grata domum»

El ataque de tos hizo que mis siguientes palabras salieran atropelladamente, tosiendo con ganas en cada pausa y causando todo un espectáculo a mi alrededor

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El ataque de tos hizo que mis siguientes palabras salieran atropelladamente, tosiendo con ganas en cada pausa y causando todo un espectáculo a mi alrededor. Sentí que me ahogaba y ni siquiera eso me impidió soltar una palabrota.

—Que... diablos... ¡Loan!

No supe quien me arrebató la copa de vino de mi temblorosa mano, pero cuando otra mano se colocó en mi espalda y me tranquilicé considerablemente, supe que Aiden o Samara se habían acercado a mí.

—¿Estás bien? —Asentí cuando reconocí la voz de Samara y aproveché mi recuperación para taladrar a mi hermano menor con la mirada.

—¿Qué...? —En lugar de responder, Loan rodó sus ojos y miró a Elof con reproche.

—Eso me pasa por escucharte, debí esperar a que estuviera más ebrio.

—¡Loan! —exigí con el corazón en la boca—. ¿Cómo que serás papá? Explícate en este momento.

—Cuando un macho hada y una hembra hada...

—No estoy para bromas —le advertí, pero alguien sí rio y alcé la cabeza para encontrar a mi esposa de pie frente a nosotros, con dos copas en la mano. Bueno, al menos el misterio de dónde quedó mi bebida estaba resuelto.

—¿Así que por fin se lo dijiste? —Mis ojos se agrandaron con sorpresa.

—¿Tú lo sabías? —cuestioné, sintiéndome traicionado.

—¿Crees que iba a dejar a tu hermanito procesar tremendo notición solo? —canturreó con un tono de voz que identifiqué al momento. Ada también se había pasado de copas y su sonrisa estaba un poco más torpe que de costumbre. Estando en la Tierra sucedió tantas veces que ya la tenía bien identificada, aunque también era cierto que hace tiempo no la veía.

Agité mi cabeza para no desconcentrarme, después me encargaría de Ada.

—Me enteré mientras estuviste... fuera —explicó Loan al notar mi confusión e inmediatamente comprendí que se refería a cuando las brujas me secuestraron—. No te lo había dicho porque todos estábamos preocupados por ti. Yo estaba preocupado por ti. Pensé que necesitabas tiempo para asimilarlo antes de que yo lanzara otra bomba a tu vida.

Ada puso una de las copas en mi mano.

—Tómatelo de un trago. Te servirá.

La obedecí y me sentí un poco mareado cuando dejé la copa vacía sobre la mesa frente a mí, aunque no supe si era por el alcohol o por la noticia de que mi hermano menor iba a ser papá.

—Sé que estás sorprendido pero también estás exagerando —se quejó al notar la dirección de mis pensamientos—. Ya tengo 31 años, Ezra. De hecho papá comentó que ya me estaba tardando.

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora