Capítulo 49. Caído del cielo.

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«Caído del cielo»

Juntos logramos desvanecer la oscuridad y la sensación nos llenó de una adrenalina excitante

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Juntos logramos desvanecer la oscuridad y la sensación nos llenó de una adrenalina excitante. El hielo y el fuego quemaron a la par como nunca antes lo hicieron. Sin duda, esto se convertiría en una leyenda que se contaría durante los siguientes siglos en Féryco.

    «¡La tengo!» —exclamó Ada y esa fue mi señal para extender mis alas y quedarme suspendido en el aire, dejando que el Fénix de fuego continuara solo.

Desde mi posición pude verlo absolutamente todo: las últimas cenizas negras se expandieron en el aire y Morwan apareció tras ellas, con sus ojos plateados abiertos con terror. Lo único que pudo hacer fue gritar antes de que el feroz Fénix de fuego abriera su boca y se la tragara entera. Después, la criatura se convirtió en una bola de llamas que explotó sin previo aviso y me golpeó con fuerza.

    «¡Ezra!»

Cuando ascendí de nuevo hasta el cielo lo primero que comprendí fue que había vuelto a mi forma humana, lo supe cuando sentí el viento azotando mi fría piel en lugar de mis plumas. Lo segundo que comprendí fue que no me encontraba del todo consciente, porque mis ojos estaban cerrados y cuando comencé a descender directito hacia el suelo tampoco hice nada para evitarlo. Simplemente me dejé caer sin poder procesar nada más.

Unos brazos me envolvieron a tiempo y lo siguiente que sentí fue un duro golpe en mi espalda antes de girar y girar hasta detenerme bocarriba. Me quedé así un par de minutos, tan solo escuchando la agitada respiración de Ada a mi lado. En cuanto comprendí que estaba vivo y ella también, mi mano reptó por el césped buscando la de ella. Nuestros dedos se entrelazaron al encontrarnos.

    —¿Estás bien? —preguntó con una voz ronca por el cansancio.

Gemí al sentir el mismo agotamiento en mi cuerpo.

    —¿Nunca te dijeron que no debes jugar con fuego? —la regañé. Ella soltó una risita nerviosa.

    —¿Mis padres adoptivos? Claro que sí ¿Mis padres biológicos? Jamás. —Abrí mis ojos cuando sentí su mano libre en mi mejilla y la encontré sobre mí—. Lo siento, creo que me emocioné demasiado.

    —¿Al menos la mataste?

Ella me besó. Y eso me lo dijo todo.

    —No dejé absolutamente nada de ella —dijo contra mi boca—. Hasta su cuerpo se convirtió en cenizas. Jamás volverá a ponerte un dedo encima.

Me permití suspirar con alivio antes de que el resto de las emociones me embargaran, antes de recordar a Arus y Estrella. La adrenalina estaba desapareciendo rápidamente de nuestros cuerpos.

    —¡Ada! ¡Hija! —Los dos alzamos la cabeza a tiempo para ver a los recién llegados. Jared y Joham se dejaron caer a nuestro lado—. ¿Están heridos?

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora