Capítulo 54. Oscuras fantasías.

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«Oscuras fantasías»

Entre Loan y Enid lograron bajar mi breve momento de borrachera y aunque ya no me sentía mareado ni risueño, lo cierto es que cuando volví al salón dorado aún estaba bastante relajado

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Entre Loan y Enid lograron bajar mi breve momento de borrachera y aunque ya no me sentía mareado ni risueño, lo cierto es que cuando volví al salón dorado aún estaba bastante relajado.

Encontré a la familia de Ada ya de pie, despidiéndose de todos. Amira sonrió cuando me vio y se acercó para darme un abrazo que yo devolví. Cuando se separó, apretó mi mano con fuerza.

—Me alegra mucho que tú y Féryco por fin estén a salvo —dijo sinceramente.

—Gracias Amira, por todo.

Jared y Flora se acercaron a nosotros. Eira estaba abrazada a él, profundamente dormida, y su padre la cargaba con tanto amor y cuidado que parecía que estaban hechos el uno para el otro. Mi cuñado hizo un gesto de despedida, pero su sonrisilla maliciosa no me pasó desapercibida.

—Buena suerte acostando a los cuatro —me deseó.

—¿Los cuatro? —Fruncí el ceño al observar a mis tres hijos durmiendo tranquilamente en los sillones, pero la respuesta llegó por sí sola cuando Ada apareció frente a mí y rodeó mi cuello con sus brazos. La sonrisa en su rostro era incluso más torpe que antes.

—¿Dónde estabas? —Trató de hacer un puchero, pero le costó más trabajo que de costumbre. Su voz aguda me indicó que la copa que Jared intentó arrebatarle no fue la última—. Te busqué, te busqué y te busqué.

—Diste como tres vueltas en tu asiento y volviste a sentarte —se burló Jared. Flora lo golpeó suavemente en el hombro donde Eira no tenía apoyada su cabeza.

Ada se alejó bruscamente de mí para poder sacarle la lengua teatralmente a su hermano, aunque tropezó en el intento (con absolutamente nada, cabe decir) y tuve que sujetarla para que no cayera.

—Mi héroe —canturreó Ada agitando sus pestañas en mi dirección. Sonreí ante tal dramatismo.

—Si no vas a hacer de ayuda, tampoco la provoques —masculló Joham apareciendo junto a su hijo mayor. Él traía a Jamie acurrucado en sus brazos.

—Intenté ser de ayuda, pero ya sabes lo necia que es tu hija. —Se encogió de hombros—. Además, después de todo lo que ha pasado se merece un poco de diversión.

El rostro de Joham se suavizó, aunque de todas formas caviló al mirarme.

—¿Necesitas ayuda?

—Puedo encargarme —lo tranquilicé.

—Todos ustedes están exagerando. —Ada hipó a media frase—. Estoy perfectamente.

—Suerte —se limitó a decirme Jared y acunó la cabeza de Eira cuando su hija se removió en sus brazos—. Debo irme —se despidió antes de desaparecer.

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora