Capítulo extra. Bruja roba camas.

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«Bruja roba camas»

AIDEN. PARTE III.

La cocina de Sunforest estaba envuelta en un silencio sepulcral, uno que llevaba semanas atormentándonos a todos

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La cocina de Sunforest estaba envuelta en un silencio sepulcral, uno que llevaba semanas atormentándonos a todos. Ninguno de nosotros había estado listo para la pesadilla que cayó sobre Féryco de un día para otro. Mucho menos para el secuestro de Ezra o la depresión de Ada. Gracias al bosque que ella y Jared lograron recuperar al rey de las hadas. Aún me estremecía imaginar qué hubiera sucedido con Ada de haberlo encontrado muerto.

Sacudí mi cabeza. No valía la pena pensar en eso.

Dejé mi tenedor sobre mi plato vacío y alcé la vista para observar a Amira. Ella aún tenía la mitad de su lasaña en el plato, pero sus ojos miraban distraídamente hacia la ventana y no estaba comiendo.

    —La lasaña estuvo deliciosa, Amira —la felicité.

Parpadeó al escuchar su nombre y eso pareció sacarla de su ensoñación, porque volvió a concentrarse en el presente y me regaló una pequeña sonrisa.

    —Gracias Aiden. —Escuchar su tono de voz me dio una pista de lo preocupada que en realidad estaba, aun cuando se esforzaba por mantener su rostro tranquilo. Aunque los que la conocíamos bien, también sabíamos que cuando Amira cocinaba como para un ejército era porque trataba de controlar sus nervios.

Cuando eso sucedía, Almendra simplemente se marchaba y le regalaba un momento a solas en la cocina. Eso le ayudaba mucho.

Joham debió de percatarse de lo mismo que yo, porque extendió su mano por encima de la mesa y entrelazó los dedos con los de su esposa.

    —Ellos estarán bien. Se trata de Ada, nuestra hija es la más fuerte.

    —Lo sé. —Amira asintió.

    —Come un poco más —pidió.

Amira se llevó otro trozo de lasaña a la boca sin chistar y aproveché para evaluar a mis padres, tan silenciosos como nunca. Creo que mamá y yo aún no superábamos la escena que presenciamos hace algunos días, ni el cuerpo torturado de Ezra que tanto trabajo nos costó sanar o las cicatrices tan profundas que no logramos desvanecer.

Nunca tuve tanto respeto por él como ahora.

La puerta de la cocina se abrió y entró la persona que habíamos estado esperando: Jared. Amira y Joham se levantaron de sus asientos como dos resortes y miraron a su hijo con expectación. En mi caso, me quedé inmóvil en mi asiento al notar que Enid estaba con él.

No había sucedido nada más entre la bruja y yo después de que ella me acusara de romper sus reglas y pusiera fin a lo que fuera que estaba pasando entre nosotros, pero eso no significaba que yo me hubiera vuelto mejor soportando su presencia.

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora