Capítulo 7. Volcán en erupción.

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«Volcán en erupción»

Sin la amenaza de la tormenta y conociendo el secreto de Carwyn por fin pude relajarme en serio, como hace días que no lo lograba

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Sin la amenaza de la tormenta y conociendo el secreto de Carwyn por fin pude relajarme en serio, como hace días que no lo lograba. Decidí robarme un pay de la cocina y regresar a la cabaña de mi padre para comer junto con él y mi hermano. Elof se sorprendió al recibir una segunda visita de mi parte, pero no se quejó.

Pasamos juntos una tarde muy agradable y me dije a mí mismo que debía encontrar tiempo para hacerlo más seguido, como en los viejos tiempos.

«He vuelto» —anunció Ada telepáticamente, algunas horas después—. «¿Dónde estás?»

«En casa de mi padre» —le avisé—. «¿Qué tal el entrenamiento?»

«Estoy tan orgullosa de Noah» —confesó—, «más tarde te cuento todos los detalles»

«Muero por saberlos. En unos minutos voy para ayudarte con los niños»

«No hay prisa» —respondió—. «Me encanta que estés con Elof, tómate tu tiempo»

«Ya llevo rato con él» —expliqué— «así que no tardo»

«Aquí te espero, estoy en nuestra recámara»

—¿Ada volvió? —adivinó Loan al ver mi expresión.

—Sí —admití poniéndome de pie—. Debo irme, es hora de acostar a los niños.

Mi padre asintió, con una sonrisa llena de felicidad.

—Gracias por hacer tiempo para nosotros, hijo. Sé que últimamente has estado muy ocupado.

—Eso no se agradece, papá —respondí palmeando su espalda— Trataré de organizarme mejor, lo prometo. ¿Te quedarás, Loan?

Mi hermano asintió.

—Pasaré la noche aquí.

—Bien —respondí contento de que mi padre seguiría teniendo compañía—. Descansen.

Sin más demora, aparecí en la habitación que mi esposa y yo compartimos en el palacio.

—¿Ada? —pregunté en voz alta, mirando a mi alrededor—. Ya llegué.

—¡Estoy en el baño! —gritó.

Me senté en la cama para deshacerme de mis zapatos y poder estar mucho más cómodo. Troné mi cuello después de eso.

—¿Los niños ya cenaron? —quise saber.

—Ya —confirmó.

Bien. Un pendiente menos.

—¿Dónde están? —arrugué mi frente, el palacio seguía envuelto en un silencio inusual.

La puerta del baño se abrió en ese momento y Ada se recargó inocentemente en el marco. Mi boca se abrió por completo al verla.

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora