Capítulo 21. Batalla lobuna.

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«Batalla lobuna»


Cuando volví a Féryco, el atardecer estaba cayendo sobre las praderas y haciendo destellar las torres de oro y plata del palacio

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Cuando volví a Féryco, el atardecer estaba cayendo sobre las praderas y haciendo destellar las torres de oro y plata del palacio. Quise examinar rápidamente el exterior antes de buscar a mi corte, solo para constatar personalmente que todo estuviera en orden.

Mi llegada fue intencionalmente silenciosa, enlacé un escudo a mi cuerpo para ocultar mi esencia y entré al solitario palacio en silencio. Me dirigí a las mazmorras sin tontear más, tenía el presentimiento de que si Nia estaba esperando el momento indicado para atacar sería tras bajar a Brisa a una de las celdas, cuando Frey y Loui quedaran indefensos al no poder desaparecer.

Bajé por los túneles oscuros, sin encender las antorchas para no anunciar mi presencia. Mi oído se agudizó al escuchar ruidos y comencé a seguirlos, conforme me acercaba identifiqué sonidos de forcejeo, así que intenté apresurarme lo más silenciosamente que me fue posible.

Viré en uno de los túneles y me encontré con la luz palpitante de una celda abierta derramándose por el pasillo, los ruidos provenían de adentro. Me adelanté con prisa y me asomé, solo lo suficiente para alcanzar a identificar que sucedía adentro sin ser visto.

Mierda. Mi instinto estaba en lo correcto.

Loui se encontraba herido y la sangre corría por el costado de su rostro hasta cubrir todo su cuello. El color rojo contrastaba de una forma espeluznante con su cabello blanco y su piel pálida. Aun así, forcejeaba con ímpetu en contra de Frey, quien lo tenía firmemente agarrado de las axilas y con los brazos inmovilizados en la espalda.

Nia intentaba acercarse a Loui por el frente, pero las patadas del chico eran difíciles de esquivar, aunque sus ataques mágicos se evaporaban en el aire incluso antes de alcanzar a su compañera. Nia siempre fue buena para defenderse.

Loui debía estar agotándose, porque su escudo se debilitó en el aire y todos lo sentimos. Nia no dejó escapar la oportunidad y le lanzó un rayo azul que lo electrocutó. Loui gritó de dolor y sus rodillas se doblaron, mientras sus pecho subía y bajaba acorde a su irregular respiración. Quedó colgando solo por los fuertes brazos de Frey. Nia dio un paso en su dirección, con un collar de dije negro en sus manos.

Malditas brujas.

En nuestra ausencia, Nia había logrado acorralar a Frey y ahora solo faltaba Loui. Necesitaba más tiempo para crear un ataque efectivo, pero no lo tenía. Era hora de improvisar.

Arremetí contra Nia primero, aprovechando que ella me daba la espalda y podía tomarla desprevenida. Me agaché a tiempo para esquivar el hechizo de Frey, el cual asestó contra la puerta de la celda e hizo que saliera de sus goznes.

Atravesé mi cuerpo en el hueco para que ninguno escapara, pero eso me quitaba movilidad. Frey se percató de que estaban atrapados y envolvió su musculoso brazo alrededor del cuello de Loui, cortándole la respiración.

Féryco. Ezra Rey.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora