Moretón

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POV ALBA






Ya casi terminaba la semana de "vacaciones".

Cada segundo de aquellos días habían sido casi irreales, todo era perfecto.

Cómo si fuese la escena de una película romántica dónde los protagonistas están en la etapa más feliz de sus vidas... Antes de darse una hostia.

Hice una mueca de desagrado y negué con la cabeza.

Aquello ni era una película romántica ni creo que después de esta semana pasara algo terrible.

Decidimos terminar la semana en California. Natalia me contó la pequeña historia de como Manu le dió aquella gigantesca casa frente al mar por haberle ayudado en uno de sus negocios y aunque aún se sentía mal por haber recibido aquello, ya no podía hacer nada.

La casa ya era suya. Y vaya casa, madre mía. 

Me removí en el colchón, la morena hacía un buen rato había salido de allí y pensé que volvería pronto pero no mostraba indicios de su existencia, así que después de unos largos minutos en los que trate de convencer a mi cuerpo que era momento de levantarse, finalmente decidió darme un poquito de tregua.

—¿Nat...? — llame bajando las escaleras.

La única respuesta que recibí fue el eco de mi voz retumbando en el silencio de la casa.

—¿Nat...? — volví a intentar obteniendo la misma suerte.

Con pasos un poco más apurados recorrí hasta el último rincón de la casa en busca de Natalia, pero no había nada. Su móvil aún descansaba en la mesita de noche junto a nuestra cama y no había ni una pequeña nota informando su ubicación, cosa que era realmente extraña porque desde que ocurrió aquel día de mierda, siempre trataba de hacer saber a dónde iba.

El único lugar que faltaba era el jardín trasero pero desde el gran ventanal tenía una buena perspectiva y se veía perfectamente que no había nadie allí. Aún así, deslice el cristal y empecé a caminar por el deck de madera que daba a la playa. Mis ojos se clavaron en el mar cuando pude percibir un leve movimiento.

¡¿Esa era Natalia?!

Un punto negro que parecía ser el cuerpo de mi novia se podía observar a una gran distancia en mitad del mar. Mis pasos se fueron acercado hasta casi tocar las olas que se iban rompiendo en la orilla del océano para poder ver con mayor facilidad.

Efectivamente, aquella era Natalia haciendo... ¿Surf?. ¡Pero si a esta mujer no le gusta el mar!. Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando la morena se levantó por los aires con una ola gigantesca a sus pies, como si estuviese volando en mitad de un acto de magia. Mi boca y mis ojos se abrieron sorprendidos al ver aquello.

La gigantesca ola aún seguía deslizándola y de un movimiento rápido su tabla giro y su cuerpo con ella, desapareciendo por unos largos segundos.

¿Ahora dónde coño está?.

Mi pregunta fue respondida al instante cuando el agua fue formando una especie de tubo y por allí, en medio de aquello que tenía la misma altura que la Torre Eiffel, apareció el cuerpo de la morena que se movía con toda la agilidad y naturalidad del mundo, como si aquello lo llevará haciendo toda su vida.

Pero... Pero, ¡¿Hay algo que está mujer no sepa hacer?! Y lo más jodido es que todo lo hace perfectamente. 

Termino surcando la ola hasta que prácticamente se desvaneció y con ello su cuerpo cayó al agua apareciendo nuevamente a los pocos segundos.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora