"Gruñitos"

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POV NATALIA

- hola -

Dios, su voz.

¿Qué coño tenía su jodida voz para causar ese jodido terremoto que me revolvió todo por dentro?

escucharla en vivo y en directo era mucho más impactante y placentero que escucharla por medio de altavoces y auriculares.

Por más que hubiese pensado que el timbre de su voz no me causaría nada después de acostarme noches enteras con su música acompañando la soledad de mi habitación, por más que hubiese pensado que el poder de su mirada ya no revolucionaria cada molécula de mi cuerpo, por más que hubiese pensado que su olor ya no activaría hasta el más mínimo de mis sentidos que andaban adormilados en lo más profundo de ser; solo hizo falta tenerla de frente, a unos cuentos centímetros, para que el destino me diera un guantazo en toda la cara.

Si, así sentí el impacto de su voz acompañado de su hermosa mirada, aquel impacto que, inconscientemente, hizo que mis pies dieran un largo paso atrás, buscando espacio, buscando alejarme antes de volver a hacerle daño, buscando separarnos para que ella siguiese su camino.

Sin mi.

- hola. Tú debes ser Alba Reche ¿no? -

La voz del de ojos azules rompió con nuestro contacto visual. La miel de sus ojos se clavaron en mi guardaespaldas que le sonreía amablemente tendiéndole su mano, una mano que Alba no tardó en estrechar con su propia sonrisa brillante.

- eso creo... ¿Y tú eres...? -

- Yoksen. Es un placer conocerte, soy súper fan -

Suspire aliviada, agradeciendo internamente que no mencionase el hecho de que la conocía gracias a mi. El tío podía ser muy imbécil en algunas situaciones e irse de la lengua sin ni siquiera darse cuenta pero, al verme tan bloqueada solo con un simple saludo, supo que aquello era importante, que no era cualquier gilipolles con la que pudiese bromear.

- muchas gracias -

- y déjame decirte que eres incluso mucho más guapa sin una pantalla en medio -

- déjala en paz, Yoksen - habló el otro que había permanecido en completo silencio con la intención de presentarse también, sin embargo, mis sentidos se concentraron, ahora, en la figura que salía por la puerta con el ceño fruncido y el color de sus ojitos mucho más oscuros.

No quería verla así, no podía verla así sabiendo que yo era la única causante y responsable de su desconcierto. La furia de aquella mirada se enfocó en la mía, me fije en como sus puños se apretaban en sus costados y caminaba hacía nosotros con paso firme.

-¿Qué coño esperas para irte? -

- Mini - esta vez no fue mi voz. Fue la de su hermana que le dedicó una mirada de advertencia. - no es momento -

-¿Entonces cuando si lo es? ¿Dime?, porque sabes perfectamente que desaparecerá de nuevo - alejo los ojos de Alba para volver a clavarlos en los míos. - como siempre lo ha hecho -

Joder... Mi pobre corazón no paraba de recibir golpe tras golpe, cada uno más fuerte que el anterior, cada uno ponía de su parte para rasgar más la herida que no paraba de arder. Y lo peor es que todos tenían razón, yo no podía contradecirles nada, sin embargo, la que más se merecía mis explicaciones era la que parecía quererlas menos, era la más indiferente con mi presencia o por lo menos, así lo quería demostrar, y su indiferencia dolía muchísimo más que cualquier insulto o reclamo.

- tu misma lo acabas de decir - bajó la voz acercándose más a Marina. - se volverá a ir, así que no importa lo que te diga o deje de decir -

Auch... Retiro lo dicho, sus palabras y su indiferencia dolían a partes iguales.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora