Todos Tus Mundos

1.7K 87 8
                                    











POV ALBA






El viaje estaba siendo realmente ameno, aunque bueno, no era de extrañar si consideramos que el jet privado de Manu era de lo más cómodo. Tanto así que Natalia en mitad de camino había caído en los brazos de Morfeo y de allí no se había levantada hasta el momento. Su cuerpo seguía sobre el mío en aquel sofá-cama con su cabeza apoyada sobre mi pecho y sus manos rodeando mi cintura. Sonreí con ternura dejando una caricia en su cuero cabelludo siendo recompensada por un ronroneo de satisfacción, recordándome inmediatamente a Queen.

— señorita Lacun… — aquel hombre con ojos azules  y traje elegante detuvo sus palabras al instante. — lo siento — se disculpó con una extraña timidez. — no sabía que estaba dormida —

— no se preocupe. ¿Pasa algo? — deje a un lado el libro que sostenía en una de mis manos.

— solo venía a informarles que en veinte minutos estaremos aterrizando en la cuidad de Nueva York —

— vale —

— también venía a preguntar si desean transportarsen esta misma noche a otra ciudad. Juan, el piloto, no está muy seguro si guardar el jet o dejarlo en funcionamiento para vuestro transporte —

— ehh… bueno, yo creo que nos quedaremos en Nueva York está noche — respondí un poco insegura.

No tenía ni idea de los planes de la morena pero considerando que está noche lo más probable es que estuviese agotadísima, lo más sensato es que no viajásemos más.

— muy bien. Cómo ordene, señorita Reche. ¿Desea comer o beber algo? —

— estoy bien. Gracias —

— no hay problema. Recuerde que deben tener la seguridad pertinente al momento de aterrizar — miro de soslayo a la morena.

— claro. Ahora mismo me encargo de despertarla —

— si necesita algo, no dude en llamarme —

Y dicho esto giro sobre sus talones desapareciendo por las cortinas que nos brindaban un poco de privacidad.

Baje mi vista hacia el cuerpo dormido de la morena y mis dedos se fueron hacia la suave piel de su cuello dejando caricias y deteniéndome un momento al sentir aquellas líneas que sobresalían y conformaban un trébol sobre la yema de mis dedos.

— nena… — susurré bajito delineando, ahora, las perfectas facciones de su cara. — bebé… —

—¿Mmhh? —

— es hora de levantarse. Ya vamos a aterrizar —

—¿Ya? — pregunto con voz ronca abriendo sus ojitos un poco desorientada. —¿Tan rápido? —

— menuda siesta te has echado, ¿Eh? —

Sus ojos finalmente subieron a mi encuentro y cuando nuestras miradas conectaron su sonrisa de ensanchó.

—¿Me he muerto y estoy en el cielo? —

— estás en el cielo. Pero no te has muerto, ¿Por qué lo dices? —

— porque menudo ángel estoy viendo ante mi —

— eres una zalamera, Lacunza — le di un pequeño golpe en su hombro rodando mis ojos.

— claro que no. Estoy siendo completamente objetiva — se apoyo en sus manos y se inclino hacia arriba para darme un pequeño beso en los labios. —¿Alguna vez te he dicho lo realmente guapa que te ves con gafas? —

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora