Tattoo En El Cuello

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POV ALBA




- ¿Pero como coño no habéis encontrado nada? - volvió a preguntar la Mari a quien sea que estuviese en la otra línea, su vena de la frente empezaba a resplandecer y caminaba de un lado a otro como si se tratase de un león enjaulado.

- vale… quiero que volváis a revisar. ¡Pero ya, coño! - colgó tirando con rabia el móvil al sofá.

Yo simplemente me limitaba a mirarla desde la pequeña terraza, su angustia se notaba a cientos de kilómetros de aquí. Pablo hacía lo propio con su móvil aunque no lograba encontrar nada que nos pudiese servir. La sala estaba siendo ocupada por nuestros amigos, los cuales, no se como se enteraron pero el caso era que no habían tardado en aparecer en la casa buscando noticias, noticias que nadie podía dar, y aunque la Mari y Pablo eran los que estaban más familiarizados con el mundo peligroso de Natalia, ellos estaban aún más desorientados y preocupados con todo esto.

Suspiré profundo, me revolví el cabello, masejee mis sienes tratando de calmarme y que el pánico no me invadiera nuevamente, me incline hacia la barandilla sacando el móvil que no paraba de sonar insistentemente, una pequeña parte de mi tenía la esperanza de que quizás era una llamada o un mensaje de la morena pero la hostia de la realidad me goleba cada vez más fuerte. Respondí con un simple "nada" el mensaje de Marina que no paraba de preguntar si teníamos algo nuevo. Mi hermana había acabado de irse en dirección a mi apartamento con mis padres para tratar de descansar un poco, desde que llegamos de Santa Pola nos fuimos directamente a la casa de la Mari y aunque prácticamente me rogaron que fuera con ellos a dormir un poco o quizás a comer cualquier cosa obviamente me negué de inmediato y me asegure de que no intentarán convencerme nuevamente.

Estaba muy conciente de la mierda de suerte que tenía y no quería arriesgarme de que cuando me fuese María o Pablo recibieran noticias, yo quería estar allí, quería estar para ella desde el minuto cero cuando la encontraran y no soltarla nunca más. Quiera tomarla de la mano en todo momento y asegurarle que todo iba a estar bien, quería volver a sentir como su olor tan característico inundaba mis fosas nasales, quería sentir nuevamente el calor que su cuerpo desprendía, quería mirarla y admirarle su dulce carita, quería escucharle su voz tan peculiar que lograba alterar absolutamente todos mis sentidos... Quería tantas cosas y al final no podía tener nada.

Levanté nuevamente mi mirada observando el cielo despejado. ¿Dónde estará? ¿Estará bien? Por favor, que no esté sufriendo. Agite mi cabeza tratando de despejarla y alejarla un poco de todas las imágenes tan espantosas que me estaban torturando pero obviamente no funcionó, un millón de situaciones y preguntas se me acumulaban en cuestión de segundos, mi respiración se agito, mi ritmo cardíaco se aceleró y mis manos empezaron a sudar. Me deje deslizar por las barras de la terraza, encogí mis rodillas abrazándolas y enterré mi cabeza en ellas, y si pensaba que no tenía más lágrimas para derramar estaba muy equivocada, una nueva ola de agua salada bajo por mis mejillas al imaginarme lo que posiblemente estuviese sufriendo Natalia.

¿Habría sido las mismas personas que me perseguían a mi o Natalia estaría implicada en otro lío? No, no lo creo; ella no había dejado de repetirme que estaba complemente enfocada en mi.

Joder.

Todo esto por mi culpa, cuando volviera me aseguraría de que la morena se alejara de esto, que dejara toda esta mierda a un lado y dejáramos todo el trabajo a la policía.

¡Policía!

Ahí está. Me saque las lágrimas de un manotazo y me levanté de un salto haciendole un leve gesto a la Mari para que se acercara.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora