Tu Privacidad O Tú

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Eche una rápida mirada hacia mi alrededor y gracias a la hora, el vestíbulo estaba en absoluto silencio. Se podían escuchar perfectamente los pasos de nosotros acercándonos rápidamente hacia el portero que estaba muy tranquilo tomándose un café.

Cómo si el cabrón no fuese responsable de que mi rubia estuviese arriba preocupada y que un maldito se metiera en su apartamento para prácticamente amenazarla.

Era un chico nuevo, solo lo había visto un par de veces y por ello sabía que no lo íbamos a tener nada fácil. Dónde estuviese Franck nada de esto estuviera pasando en primer lugar.

Los pasos se intensificaron cada vez más y la cabeza del chico subió lentamente con una sonrisa; sonrisa que fue borrada al instante cuando vio nuestras caras.

— ¿Pab será que me puedes traer mi juguete que tengo en la guantera y me aparcas bien el auto por favor? — le lance las llaves en el aire que tomo sin ningún tipo de problema y salió rápidamente del vestíbulo.

— ¿Me puedes explicar cómo coño…? — mis palabras fueron interrumpidas por una voz más calmada.

— buenas noches señor… —

— Christian, pero me puedes decir Chris — sonrió abiertamente mientras mis ganas de romper su cabeza contra la puta mesa se intensificaban.

— muy bien Chris, mi amiga Natalia y yo queremos saber si hay cámaras en esta urbanización —

— lo siento, ese tipo de información no se las puedo dar. Mi jefe…. — sabía que de está conversación no iba a salir nada bueno, así que era mejor hablar yo.

— ahora déjame a mi Mari — la mire y ella asintió mientras su novio regresaba apurado.

—¿Sabes quién es Alba Reche? — y cuando iba a responder volví a hablar yo. — me imagino que sí — levanté mi vista mirando hacia las esquinas del vestíbulo y pude observar perfectamente las cámaras. Rodeé la mesa que nos separa y fui directa a la computadora.

— señorita! ¿Pero que…? —

— cállate cabrón — lo empuje y le hice un gesto a Pablo que era el que sabía controlar este tipo de cosas y en menos de dos segundos el ya estaba a mi lado empezando a teclear en busca de las imágenes.

— voy a llamar a la policía para que… — saque de la espalda de mi amigo mi arma y la coloque en su abdomen.

Sus palabras quedaron estancadas en su garganta, sus ojos se abrieron así como su boca y por inercia sus manos subieron a la altura de su cabeza.

— cállate — asintió en repetidas ocasiones y sonreí con gusto.

Por fin iba a dejar de hablar el hijo de puta.

— solo veo las grabaciones del parking, del exterior y del vestíbulo —

—¿Solo hay cámaras en esos sitios? — asistió nuevamente varía veces. — ya puedes hablar eh —

Carraspeó con temor, observo el arma que todavía estaba pegada a su abdomen y me miró con sus pupilas dilatadas.

— en los pasillos de las habitaciones no hay, por privacidad — lo dijo con un hilo de voz qué me costó entender.

— privacidad... — repetí con ironía mientras el arma bajaba hasta quedar entre sus piernas.

Ahogó un grito en su garganta y negó asustado.

— Nat... Cálmate — hablo María tomando suavemente mi mano.

— estoy calmada Mari. Dónde no lo estuviera este cabrón ya tendría una puta bala en su frente — lo empuje un poco para lograr que se sentará en la banqueta que tenía en su espalda. —¿La única forma de subir a las habitaciones es el ascensor y las escaleras? O ¿Hay otra forma? —

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora