Todos Alguna Vez Creímos Estar Enamorados

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Un mes después.


POV ALBA

Me acosté con una pequeña sonrisa en los labios, una sonrisa verdadera desde hacía un largo mes.

Acababa de terminar la cena con mis padres y con marina dónde nos había contado sobre el contrato que había firmado unas horas antes para una agencias de modelaje súper reconocida y su carita de ilusión logro reparar un poco mi maltratado corazón.

También hablamos con nuestros padres respecto a lo que pensaban de mudarse a Madrid y aunque al principio fue un tajante "no" por parte de la Rafi, aquella repuesta fue perdiendo rotundida cuando mi padre vió aquello como una muy buena oportunidad para estar más cerca de sus hijas, así que, después de múltiples rodaduras de ojos, finalmente su respuesta cambio a un "lo voy a pensar" y eso en el diccionario de la Rafi sería "las voy a hacer sufrir pero mi respuesta es un si".

Aquello probablemente fue lo único que logró poner una sonrisa sincera en mis labios y creo que mis padres y mini estaban igual.

El tema "Natalia" después de haber contado todo, no se había llegado a mencionar una sola vez más, ni en la familia ni en nuestros amigos, existía una tensión rara, algo pesado en el ambiente que ninguno ignoraba. Era como un fantasma, como una sombra de la cual conocíamos su existencia y si susurrábamos su nombre iba a parecer acabando con todo a su paso, como si se convirtiera en un alfiler entrando en contacto con nuestra pequeña burbuja que habíamos creado para ignorar completamente todo lo que podríamos sentir con respecto a ese tema.

Aunque todos éramos concientes que en la soledad de nuestras habitaciones o en cualquier momento dónde nadie nos estuviese observando, allí gestionábamos aquellos sentimientos reprimidos.

Ya había perdido la cuenta de las veces que me encontraba a la Rafi llorando en la cocina, o a mi padre intentando marcar el número de Natalia sin ninguna contestación o a Marina intentando reprimir los sollozos desde su habitación.

Aquella era la razón principal por la que dormía casi todas las noches en mi apartamento, aunque aún estuviese invadido de todo tipo de pertenencias de Natalia, y aún me recordara en casa segundo los momentos que habíamos compartido en cada esquina; prefería eso a no tener que escuchar y ver sufrir a mi familia que intentaba disimular lo mejor posible para no causar un mayor daño.

La semana siguiente a la desaparición de Natalia, mis padres y mini habían decidido buscar una casa de alquiler cerca de mi apartamento. Cabía una pequeña posibilidad de que Natalia apareciera y ellos no querían invadir su espacio, al fin y al cabo, aquella casa era de ella y ellos no tenían porque seguir allá.

En cuanto al tema de nuestros amigos, habían quedado solo una vez en el transcurso de este mes y por lo poco que escuché de aquella quedada, fue un caos total porque todos terminaron más pedos de lo normal y como consecuencia formaron una gran pelea en la discoteca donde terminaron por prohibir sus entradas en un futuro cercano.

Después de eso, Sabela que llegaba de sus vacaciones con su familia había propuesto una nueva quedada pero al parecer, rápidamente le informaron de la situación porque inmediatamente aquel mensaje fue borrado y uno nuevo llegó a mi celular preguntándome cómo estaba.

De resto, escribían unas cuantas frases por el grupo solo para saber que todo estaba bien pero nada más.

Damion en una ocasión me había comentado que la Mari y Pablo estaban en proceso y con los asuntos legales para tener un bar y un estudio de tatuajes y que todos los chicos que antes trabajaban con Natalia estaban implicados también.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora