Lo Vamos A Averiguar

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POV NATALIA

— Hay dos hombres en la entrada — señale los planos de la casa que descansaban sobre la mesa. — La única forma de entrar es por la puerta principal; Famous te harás pasar por un repartidor y cuando abran las puertas despejas el camino y dejas la vía libre para los demás — levanté la vista y mire a los hombres que asentían. — entran y matan a todo lo que se mueva ¿vale?. Las armas van a estar silenciadas y quiero que lo hagan lo más rápido posible; será una carrera contra reloj hasta que lleguen a la habitación principal — señale la zona en mención. — allí estará el señor Guillermo y su mujer, pero a ellos dos los necesito vivos, serán los únicos dos que tengan vida en esa casa y cuando los tengan me llaman y yo iré. ¿Entendido? — todos asistieron seguros. — No quiero ni una falla. Salen en quince minutos — sentencie y me aleje de la mesa.

— oye, Nat — María me tomo de la mano y me miró pensativa.
— ¿Estas bien? —

—¿Por qué no debería estarlo? — fruncí el ceño concentrando toda mi atención en la rubia.

— no lo sé, ¿En realidad quieres que matemos a toda esa gente? —

— no tengo elección, son órdenes de Reina —

— pero hay gente inocente en aquella casa — me miró un poco preocupada.

— lo sé, pero son órdenes y las órdenes hay que cumplirlas —

— ¿No te da un poco de…. de pena? —

— de la gente inocente si, pero de él no, es un cabrón como cualquier otro que trabaja en este negocio — respondí con sinceridad.

—¿Que le hizo ese tipo a tu noviecita para que esté tan cabreada? —

— no es mi novia —

— si, lo que digas — se encogió de hombros con una sonrisa burlona.

— Él era socio de Reina, al parecer un negocio se jodió y el le dijo que se habían robado el dinero; pero resulta que reina mando a investigar y el dinero no se lo habían robado. Lo tiene el cabrón en su casa — respondí a su pregunta.

—¿Es mucho dinero? —

— Es demasiado dinero —

—¿Y si le decimos que no vamos a hacer el trabajo? —

— ya di mi palabra Mari — lleve mi pulgar a su mejilla y le di una leve caricia. — hay que hacerlo —

— bien, lo que tú digas Lacunza. Sabes que siempre cuentas conmigo —

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—¿Estas segura que distes bien las instrucciones? —

— ya te dije que si Reina. Los chicos están por llamar —

—¿Estas segura? —

— Solo confía en mi, ¿Vale? — me levanté del asiento un poco cabreada. Me jodia mucho que dudarán de mi trabajo.

— Confío en tí — siguió mis pasos y me rodeó la cintura con sus manos. — pero entiéndeme, están tardando más de lo debido —

— están haciendo su trabajo. Van retardados cinco minutos — aunque eso solo fuese una excusa barata. A mí tampoco me gustaba la impuntualidad. — Sin embargo, creo que es mejor ponernos en camino — era mejor estar allí cuando María me llamase.

— ya la escuchaste pancho, prepara la camioneta — Reina torció su cuello un poco y le ordenó a su gorila que se mantenía las 24/7 con ella.

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cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora