Una Puta Razón Más

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POV ALBA




Hoy fue un día raro, me sentía incómoda e inquieta y no logré distraerme con nada a mi alrededor a pesar de intentar una y otra vez quitarme está sensación tan molesta de encima.

— Alba, mi amor, ¿Estás bien? —

Levante mi vista de la olvidada comida que tenía en frente y mire a mi madre con el ceño levemente fruncido.

— si, solo... no, no tengo hambre —

— pero si es sopa... —

— creo que necesito descansar, es tarde y hoy ha sido un día largo —

Demasiado largo.

—¿Quieres que te prepare la habitación? —

— no, iré a mi apartamento —

—¿Segura que estás bien? Tata —

— que si, no os preocupéis —

Levanté con cuidado mi sopa y los platos que ya estaban terminados en la mesa y los lleve hasta la cocina para dejarlo todo organizado.

—¿Quieres que te lleve? —

— llamaré un taxi papá, quédate con las chicas —

Les regale la mejor sonrisa que me salió en aquel momento antes de dirigirme hacía cada uno de ellos y despedirme con un fuerte abrazo y un beso.

Después de un par de preguntas finalmente pude salir de allí y montarme en un taxi hasta mi apartamento.

¿Que coño me pasaba? Sentía unas ganas inmensas de llorar sin saber porque, era muy frustrante aquella sensación, era la misma sensación que había sentido una vez en mi vida y...

Agite mi cabeza queriendo alejar aquellos pensamientos y saque mi móvil con la vista un poco borrosa.

>Yo<

¿En dónde estás?

La respuesta me llegó en menos de un minuto.

>LaMari<

Buenas noches a ti también, rubia, estoy muy bien ¿Y tú?.

Rodé los ojos y bufé levemente con desesperación.

>Yo<

¿Estás muy ocupada?

>LaMari<

Acabe de llegar al bar, ¿Necesitas algo?

>Yo<

Creo que sí, ¿Crees que tú y Pablo pueden venir a mi apartamento un momento?

>LaMari<

Ya estamos saliendo, en un momento llegamos.





....................................





— entonces... ¿Que es lo que tienes exactamente? —

Me removí incómoda en el sofá rotando mi mirada entre uno y otra, notando cómo la preocupación invadía sus rostros. Me sabía mal preocuparlos así pero es que ellos eran mi única opción para encontrar alguna solución.

— creo que tengo la misma sensación que tenía cuando... Ya saben, cuando a Natalia... — resumí en pocas palabras lo que anteriormente había dicho, deteniéndome un momento para tragar el nudo gigantesco que se había acumulado en mi garganta. —¿Cuando fue la última vez que la visteis? —

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora