cuidare de ti

El Programa

POV ALBA

Y la historia se volvía a repetir.
Me volví a despertar entre sábanas vacías con Queen a mi lado y sin rastro alguno de Natalia como el día anterior.

Sabía que lo más probable era aquello pero aún así, había guardado en lo más profundo de mi, una pequeña ilusión de que quizás siguiera abrazada a mi cuerpo y nos despertáramos entre besos y caricias.

Me revolví entre las sábanas alejando aquellos pensamiento. Hoy no era el día para machacarme la cabeza sobre el comportamiento extraño de Natalia, ya mañana hablaría con ella en condiciones, hoy lo único que tenía que tener en mi mente era mi participación en el programa y que todo saliera como lo teníamos planeado, y por supuesto, que a el público le gustará.

Me froté mis ojos con los puños en el mismo instante que la puerta pareció abrirse y después de unos segundos una melena azabache, demasiado conocida para mí, apareció por aquella ranura.

— buenos días — saludo sin levantar su mirada de la bandeja que traía entre sus manos llena de alimentos.

¡Estaba aquí!, ¡No se había ido!.

Su lengüita asomaba entre sus labios finos y rosaditos y pude ver cómo una gota de sudor rodaba por un costado de su mejilla a causa del grandísimo esfuerzo y concentración para que la bandeja no se ladeara.

Finalmente y después de muchos pasitos cuidadosos, termino su trabajo dejándola sobre mis piernas con una sonrisa orgullosa.

—¿Que…que haces aquí? —

—¿Que quieres decir? — elevó una ceja confundida. — aquí duermo ¿No? —

— si, pero… ¿No tienes asuntos de los que encargarte? —

— nop. Hoy eres mi único asunto. Siempre eres mi único asunto —

¿Pero los cambios de humor de esta mujer? Me iba terminar volviendo loca.

—¿Y esto? —

Se encogió de hombros tomando asiento en el borde de la cama. 

— un buen desayuno es la base fundamental para que tú día te vaya de puta madre. No lo digo yo, lo dice la ciencia —

— ya — sonreí dándole razón. — pensé que te habías ido — susurré.

— pues ya ves que pensaste mal — abrió sus manos haciendo alusión a su cuerpo. — aquí me tienes, sola y exclusivamente para ti —

—¿Toda pa mí? — bromeé lanzándole una mirada pícara que capto al instante acercándose un poquito más.

— ajá, pero no creo que esté sea un buen momento para lo que estás pensando — tomo mi mano entrelazando nuestros dedos. — tu hermana se está terminando de organizar y no tardará más de cinco minutos en aparecer por esa puerta —

— siempre podemos poner el pestillo — lance al aire como si no quisiera la cosa.

— cierto, pero tienes que comer… ¡Comida de verdad! — levantó la voz interrumpiendo mi argumento aplastante. — en una hora debes estar saliendo de aquí —

—¿Que? — me estire cogiendo mi móvil de la mesita y abriendo mis ojos exageradamente al dar con la hora. —¡Mierda! ¿Por qué no me habías llamado antes? —

— te acostaste tarde anoche y supuse que estabas muy agotada —

— gracias — subí mi mano por su antebrazo hasta colocarla en la base de su cuello.