Déjame Felicitarte

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POV ALBA





Estaba siendo un día intenso... Muy intenso, desde que abrí los ojos esta mañana Mimi se había empeñado en no dejarme un minuto libre. Literalmente, no tuve un puto minuto para descansar, que si iba con ella de compras, que si entrabamos aquí y allá, hasta en una jodida juguetería entramos, ¿Para que? Aún no lo sé pero aproveche para comprarle algo a el bebé de Ana y Santi que lo más lógico es que lo utilizara en un par de años.

Luego de la juguetería fuimos a un millón de partes más y cuando me empecé a quejar por el dolor en mis pies y porque parecía que las pilas de esa mujer no tenían como descargarse, finalmente Mimi decidió ir a casa, pero no a la mía ni a la de ella, sino que le apeteció ir dónde mis padres y hacer la merienda todas juntas.

Como dije, el día había sido intenso, y más aún cuando todos parecían actuar tan raro.

Mis padres no paraban de abrazarme, Marina me miraba con una sonrisa extraña que no supe definir muy bien y Mimi se empañaba en que todo el rato yo estuviese haciendo algo lejos de mi móvil, o del televisor, o de... Cualquier aparato electrónico.

Algo estaban tramando pero estaba muy agotada como para ponerme a investigar movidas raras.

Luego de la merienda Marina y Mimi me habían convencido de ir un rato al bar de la Mari y aunque en un principio me negué de inmediato por lo cansada que estaba, finalmente aquel par consiguieron un débil "Si" por mi parte.

En este momento me encontraba en el sofá mirando un punto fijo frente a mi, mis padres habían salido a cenar fuera, Mimi había ido a su casa para organizarse allí y yo estaba esperando a Marina que se terminaba de organizar en la habitación. Por alguna razón que no comprendía o que mis padres no me supieron explicar muy bien el televisor ese día parecía haberse averiado y mi móvil se había ido por equivocación en el bolsillo de Miriam así que no tenía nada más interesante que hacer.

— estoy lista — la voz de mi hermana me saco de mis pensamientos haciéndome girar hacía su encuentro.

— wow, ¿Acaso vamos para una alfombra roja y yo no lo sabía? —

Estaba preciosa, en serio parecía como si fuésemos a una ceremonia de premios y no a un bar en el centro de Madrid.

—¿Has... discutido con Aida y quieres salir a conquistar hoy? — pregunté con broma y preocupación a partes iguales.

— tu también vas guapísima — me sonrió en grande mostrándome la hilera de sus dientes blancos. — y no, no he discutido con Aida, ella también va a el bar, ya debería de estar allá. ¿Vamos? —

— venga, vamos —





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Las afueras del bar estaban extrañamente silenciosas, no había cola para entrar, no se escuchaba el fuerte volumen de la música desde dentro, nadie salía tambaleándose con una botella en la mano...

—¿Por qué no...? —

— venga, camina — Marina corto mi pregunta tirando de mi mano con entusiasmo así que la seguí sin refunfuñar.

—¡FELICIDADES! — un grito al unísono retumbó en todo el espacio y las luces que antes estaban apagadas, se encendieron dejándome ver a todas las personas allí presentes y a la decoración que se habían montado.

Aún no sabía que era todo esto ni porque me estaban felicitando ni mucho menos porque aquella noche el bar parecía estar únicamente a nuestra disposición ya que todos los presentes eran conocidos, estaban todos mis amigos, algunos compañeros de trabajo, algunos representantes de la discográfica, o personas en general de mi entorno y mis... ¿Mis padres?

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora