A Trabajar

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POV ALBA





Llevaba unos diez minutos tratando de ignorar los fuertes golpes que sonaban desde la puerta principal. Pensé que al no responder se iban a terminar cansando e iban a dejar de insistir pero por lo visto no parecían tener final.  

No sabía qué hora era o cuánto tiempo había pasado desde que me levanté, y las persianas bajas no me daban ninguna pista. La habitación seguía en completa oscuridad igual que al momento de abrir los ojos. 

Gruñí, maldecí y bufé con desánimo antes de decidir levantarme para averiguar qué coño quería quien sea que se estuviese dejando sus nudillos en aquella puerta. 

Quizás es Natalia…

sacudí fuerte mi cabeza dandome una hostia mental por haberme permitido pensar un solo segundo en eso. 

Mis pies se deslizaron sin levantarse ni un solo segundo por aquella superficie que parecía crear una especie de eco. Ignore completamente todo el desorden que me rodeaba y sin replanteármelo mucho más caminé hasta la puerta de entrada. 

Sus ojos azules impactaron con los míos desenfocados y desorientados y me basto un solo segundo para lanzarme a sus brazos que me acogieron al instante mientras me derrumbaba entre ellos. 

—¿Que pasa mi amor? ¿Estáis bien? ¿Y Natalia? — 

— mini… — Murmuré entre hipidos que morían en su cuello.

Me deje llevar entre sus brazos sin ningún tipo de impedimento y prácticamente arrastrando los pies hasta que las dos nos sentamos en el sofá. 

Me dió el espacio que necesite para que me recuperase dejando suaves caricias en mi espalda y dulces besos en la coronilla de mi cabeza.

Después de demasiados minutos o quizás fueron horas, no se muy bien pero para mí fue algo eterno dónde vomité aquella bola gigantesca de mi garganta que se produjo en el mismo momento en el que ví a mi hermana con aquella mirada llena de preocupación y derramé hasta la última gota que había en mi cuerpo en forma de lágrima. 

—¿Estás bien? — tomo mi cara entre sus manos acariciando mis mejillas que probablemente estaban rojisímas, cuando finalmente mi cuerpo dejo de temblar contra el suyo. 

— no — mascullé con voz pequeña mientras cerraba mis ojos con fuerza guardando aún la pequeña esperanza de que si los abría, me despertaría en una cama siendo acompañada con la que pensé que era el amor de mi vida y no en aquella puta pesadilla.

—¿Quieres contarme que pasó? — 

— se fue — clave mi mirada en un punto fijo en el suelo. — se ha ido y me ha dejado sola, yo… No sé porque, pensé que todo estaba bien pero… pero — 

—¿Quien? ¿Nat? — 

Asentí no queriendo repetir nuevamente aquellas palabras en voz alta. 

—¿Cómo que se ha ido? — su voz fue apenas un susurró ronco que me hizo buscar nuevamente sus ojos observando como en milésima de segundos, un brillo intenso se apoderaba de ellos.

¡No!, Por favor no…

Pareció escuchar mi súplica porque, sorpresivamente no derramó ni una sola lágrima, en su lugar hinchó su pecho tomando una gran bocanada de aire y cerro los ojos por unos largos segundos. 

Toda la tarde había estado en la mierda centrada únicamente en tratar de encajar aquel golpe tan duro de la mejor manera y por mi mente no paso un solo segundo lo que probablemente sentiría mi familia. Natalia era un pilar fundamental en ella. No me había abandonado solo a mi, no me había dejando en la mierda solo a mi, no me había destruido el corazón solo a mi… Si no también a mis padres y a mi hermana.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora