Mano De Fátima

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POV ALBA









—¿Quieres salir? — pregunto Natalia cuando el auto se detuvo frente a la casa. — cenamos en un restaurante, vamos a un bar a tomarnos unas cañas y luego tu... No sé, quizás me puedas demostrar porque los clubs de strippers no son tan buenos como creo — se mordió el labio ladeando su cabeza.

Mire al conductor recordando que no entendía el Español, rodé los ojos y chasqueé la lengua abriendo la puerta del auto.

— si sigues con esos comentarios, ten por seguro que no follaras en una semana completa —

— haré como que te creo — sonrió con superioridad. — ve entrando en un minuto estoy contigo —

— vale —

—¿Me ayudas? — me tendió dos maletines con una sonrisa.

¿No eran de Manu?

Da igual, solo tómalos.

Vale, vale.

Cogí los maletines saliendo del auto mientras Natalia iniciaba una conversación con el Rick, el conductor.

Saludé a Olga en el camino informándole que no íbamos a cenar allí y subí a la habitación para darme una ducha.

—¿No me esperaste? — hizo un pequeño puchero cuando entro en la habitación y me vio envuelta en una toalla.

— tengo un poco de hambre y si te esperaba, sabes que no íbamos a salir de allí en, por lo menos, una hora —

— tingi in pici di himbri — rodó los ojos dejando los otros dos maletines sobre la cama. — cuando te quieras duchar conmigo te diré las misma palabras —

— deja de ser quejica, cariño, solo es una ducha —

— vale, haré como si no hubiese pasado nada solo porque ese "cariño" sonó demasiado bonito —

Se quitó la camisa lanzándola a cualquier lado de la habitación.

Está mujer nunca iba a dejar de ser desorganizada, joder.

Así la compramos Reche, no te quejes ahora.

—¿Eso no era de Manu? —

—¿El que? — su pantalón corrió con la misma suerte de la camisa.

— el dinero —

— no, el dinero es mío, quiero decir, de ambas —

—¿Que? — me gire parando un momento con mi maquillaje.

— a ver...— camino en bragas y en sujetador hasta el armario para buscar algo de ropa. — Manu tiene un amigo que perdió una dura apuesta con Somchai — lanzo unos vaqueros blancos a la cama y siguió con su búsqueda. — su amigo aseguro que nadie era capaz de ganarle al asiático así que Manu le pareció una buena idea apostar a qué,  si que había una persona capaz de ganarle y esa persona la tienes justo en frente de ti — me guiñó un ojo abriendo sus brazos cuando finalmente se decidió por una camisa. — Manuel y su amigo apostaron mucho más que eso — señaló los cuatro maletines que descansaban en la cama. — y al yo ganar, el también lo hizo. Este es mi pago por hacer bien mi trabajo —

— bien, lo acabas de decir. Es tu pago, no el mío —

— el trabajo lo hicimos ambas —

— yo solo dije un número —

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora