Toda la verdad

1.6K 102 19
                                    










POV ALBA




— Queen, déjala — levante un poco mi voz cuando vi a Queen arañar la puerta de la habitación. Su única contestación fue detenerse un segundo para mirarme a los ojos y luego continuar con su pelea contra la puerta.

Bufé con frustración mientras caminaba hacía la puerta para quitarla de allí.

— amor, se que quieres estar con... — detuve mi frase cuando al agacharme por ella, escuché un débil sollozo que salía de la habitación. Me quedé un momento en silencio queriendo saber si aquello había sido parte de mi imaginación. Y no, no había sido parte de mi imaginación lamentablemente.

— Natalia — golpee suavemente con los nudillos. —¿Estás bien?, ¿Necesitas algo? — pegué mi oreja a la madera para poder escuchar su contestación. Contestación que no llegó y al primer sollozo le siguieron un par más, haciéndome preguntar internamente si debía abrir o aquello sería invadir su intimidad.

Mientras más lo pensaba más creía que aquello era pasar los límites. Natalia no estaba bien en este momento, sé que necesitaba su tiempo y su espacio pero de alguna u otra forma, también necesitaba algún apoyo, alguien que estuviese a su lado para escucharla o simplemente para sostener su mano.

— Nat — volví a llamar un poco más fuerte por si quizá no me había escuchado la primera vez.

Nada.

Vale, iba a entrar, comprobaría los daños y si veía que en realidad no me quería allí con ella, saldría de inmediato.

Suspire profundo antes de girar el pomo de la puerta comprobando que no tuviese seguro, la puerta no opuso ningún tipo de resistencia y empuje muy suavemente no queriéndola sobresaltar.

No sé muy bien lo que me esperaba, no había abierto la puerta pensando en algo en concreto pero de haber sabido que me iba a doler tanto verla en ese estado, me hubiese imaginado un escenario de ese tipo para que el golpe no fuese tan repentino y fuerte.

Estaba sentada en el suelo, con su espalda apoyada en el borde de la cama, sus rodillas tocando su pecho y sus manos sosteniendo la tela de la camisa sobre su cara.

Joder.

Camine con lentitud hasta sentarme a su lado en silencio, no sabía exactamente qué debía hacer. Nunca, nunca desde que conozco a Natalia la había visto en aquel estado, parecía un bebé recién nacido que acaban de abandonar a su suerte, con hambre y con frío y necesitando urgentemente de alguna persona que le ofreciera un abrazo.

— Nat... — esta vez susurré casi en su oído. Pensé que me iba a mandar a la mierda cuando el silencio se alargó más de lo debido y estuve a punto de levantarme cuando su voz increíblemente ronca y distorsionada, gracias a la tela de la camisa, me hizo detener.

— fue mi culpa — balbuceo entre sollozos.

Sabía a lo que se refería y también sabía que eso no podía ser verdad pero antes de que me diese tiempo a contradecirla, su voz se volvió a escuchar.

— ella hubiese estado bien pero yo... yo... —

— ey — la interrumpí cuando vi que no iba a hacer capaz de terminar la oración y me arrastre hasta quedar justo en frente. — no se que paso hoy, pero estoy segura que tu eras la última persona en querer hacerle daño a Reina — vi como sus músculos se tensaron inmediatamente ante la mención de su nombre. — no tienes porque cargar con una culpa que no es tuya Natalia —

— si es mía — afirmó con seguridad acompañando aquellas palabras con un movimiento efusivo de su cabeza.

Me atreví a estirar lentamente mi mano hasta coger la suya con suavidad, si no iba a prestarle atención a mis palabras quizá por medio de aquel contacto lograría que se calmase un poco. Aún tenía las marcas de las esposas y mi dedo pulgar se deslizo lentamente por aquellas líneas, como si con mi tacto las hiciese desaparecer como por arte de magia.

cuidare de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora