city full of lonely people | l.h [1]

capítulo 22

•NARRA LUKE•

Bree sostiene en sus manos su móvil y de vez en cuando lo ve de forma distraída, la chica mordisquea su labio de manera inconsciente y yo estoy al borde de un colapso. Quiero besarla, la he extrañado demasiado y vamos, solo habían pasado cuatro días. 

Por eso me aparecí en su casa, tenía pensado en ir a Modest pero no quería ver a Bynes, aún no estaba listo para encararlo y exigir respuestas. Pero me llevé  la sorpresa de cuando llegué a casa de Bree un tipo rubio casi de mi misma altura me abrió la puerta, el chico me miró de arriba a abajo y me hizo sentir algo incómodo. El aire me volvió al cuerpo cuando apareció el mejor amigo de Bree en la puerta y él si me dejó pasar. Al segundo que pongo un pie en en la casa escucho unos gritos que provenían del piso de arriba, supe identificar la voz de Caín y surgió un cierto sentimiento de celos.

Luego el chico bajó y bueno, ya saben qué pasó. Quería partirle la cara por la manera en que le hablaba a Brea, los ojos de la chica estaban humedecidos por las lagrimas pero en ningún momento lloró. Mi paciencia llegó a su límite cuando empezó a faltarle el respeto, una ira que había olvidado que existía en mí, despertó al segundo en que Caín insinuó cosas y trató de humillarla.

No me siento culpable de haberle dado un golpe, yo no soy violento pero me he vuelto protector con Bree y no voy a permitir que nadie le hiciera daño.

—¿Ricitos? —la suave voz de la castaña me arrastra hacia el presente, giro mi rostro y ella me observa con curiosidad—. ¿Te fuiste unos segundos, en qué pensabas?

—Nada en particular. —respondo acelerando un poco el auto.

—¿Aún te duele la mano? —pregunta ella tomándola entre las suyas, el tacto es cálido y ella pasa sus dedos por mis nudillos lastimados, hago una mueca de dolor— ¡Joder, lo siento!

—No pasa nada. —la tranquilizo un poco, Bree se mueve nerviosa en el asiento y decido detener el auto un momento.

—Te lastimaste por mi culpa. —dice ella cabizbaja, yo niego en desacuerdo y giro mi cuerpo para acercarme a ella.

—Quería darle un golpe desde el primer momento que supe que eran novios —ella se ríe y me rueda los ojos—. Bree, nada es tu culpa ¿si? Debes dejar de disculparte.

Ella no dice nada y se me queda viendo por unos largos segundos, sus ojos cafés lucían algo apagados, me duele verla así. Brea es como un huracán de emociones, pero nunca la he visto triste y la imagen me cala en los huesos. Pongo mis manos en su rostro y me acerco para darle un beso, sus labios suaves se unen a los míos y siento que todo toma sentido de nuevo.

Se remueve en su asiento y acomoda su cuerpo para pegarse más a mí, sus manos viajan a mi cabello y se pierden en él, ella ladea su rostro y el beso se profundiza. La piel me arde, de repente el aire dentro del auto se hace pesado y caliente. Bree se aleja un poniendo fin al beso pero deja nuestras frentes unidas.

—Te extrañé. —dice jadeante, abro mis ojos, me fijo que sus mejillas estaban algo rojas y que ella aún tiene los ojos cerrados.

—Será la última vez que lo hagas —Brea sonríe y abre los ojos dándome una hermosa vista de ellos—, no pretendo estar más de un segundo sin ti a mi lado, aunque sea llevándome la contraria y molestándome. —la chica me mira mal y me pellizca la nariz.