capítulo 25

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Me remuevo y lentamente voy despertándome, abro los ojos y la luz traspasa con violencia las finas persianas blancas que cubren las ventanas. Una brisa fría me recorre las piernas desnudas y la piel se me eriza al instante. Siento una respiración caliente cerca de mi cuello y mis labios se contraen en una sonrisa dolorosa. Bajo mi mirada y un brazo me tiene presa sujetándome de la cintura, la piel pálida de Luke es iluminada por unos rayos de sol que se cuelan y justo ahora no puedo ser más feliz.

Con lentitud levanto su brazo e intento ser lo más cuidadosa posible, aún no quiero despertarlo. Debe de estar cansado, ayer fue un día ocupado con lo del concierto y todo eso. El rubio se remueve sobre la cama y por un momento pienso que abrirá los ojos y se despertará pero no lo hace, Luke se da la vuelta y queda boca abajo, la sábana blanca se enrolla en sus piernas y deja la espalda descubierta, me quedo como idiota viéndolo y las pecas de su espalda se reparten como constelaciones por toda su piel. El rubio y rizado cabello del chico se riega por la almohada y quiero que esa imagen se quede en mi mente por siempre.

Con cuidado busco el edredón que hay sobre la cama y me cubro con él, camino hasta mi bolso y saco mi cámara, la enciendo y regreso hacia donde está Luke dormido. Agradezco que el chico tenga el sueño pesado, en eso nos parecemos. Subo evitando moverme mucho y empiezo a tomarle fotos, hago unas cinco capturas de la bonita imagen que mis ojos ven.

Se ve tan etéreo que duele.

Me bajo de la cama y entro al baño aún con el edredón cubriéndome, cierro con seguro y me doy un vistazo en el espejo. Tengo el maquillaje corrido y mis castaños mechones de cabellos son un desastre pero también siento que la piel me brilla y una felicidad calurosa me invade el cuerpo.

Me doy una ducha y luego salgo en busca de algo con lo cual vestirme para bajar y hacer desayuno, necesito comida para recuperar la energía pérdida la noche anterior. Rebusco entre el armario de Luke y me pongo una camiseta blanca con rayas negras, la prenda cubre lo suficiente y salgo a la habitación para buscar mis bragas.

Que si me preguntan, no tengo ni la menor idea en dónde están. Me agacho y mis rodillas protestan cuando el frío piso del suelo me toca la piel, encuentro mis zapatos y mi top pero mis prendas inferiores no están allí. Joder, no voy a andar sin bragas por casa de Luke.

Doy otra ojeada y distingo la prenda de encaje blanco colgando en una lámpara sobre la mesa de noche. Camino de puntillas y la tomo entre mis dedos y me la pongo. Amarro mi cabello en un bun y salgo del cuarto siendo lo más silenciosa posible. Al llegar abajo me recibe Petunia moviendo la pequeña colita que tenía y acercándose a mi, me agacho y la acaricio como un saludo y luego camino hasta donde creo que está la cocina.

Busco entre la alacena algo de harina para hacer unos panqueques, me voy a la nevera saco los otros ingredientes y unas frutas. Me pongo manos a la obra y regreso al refrigerador para sacar unas tiras de bacon. En un recipiente coloco las cosas para las tortitas y me quedo pensando en lo que pasó hace algunas horas.

Mi mente me lleva al momento en que Luke me tuvo entres sus brazos y me besó con una calma que estuvo apunto de volverme loca, añoré cada parte de él, sentí que el cielo bajó y que yo misma lo toqué con mis propias manos. Fue la combinación perfecta entre rudo y suave, sus manos me sujeté con fuerza, yo me perdí entre sus suspiros y el azul de su mirada cuando saboreamos el final.

—Buenos días  —suelto el batidor de un golpe y la mezcla salpica por todos lados.

La voz de Luke es ronca y grave por las mañanas, me doy la vuelta,  él camina hasta llegar a mí y dejar un corto beso en mis labios.

—Me espantaste —me doy la vuelta de nuevo y decido continuar con el desayuno.

—Te llamé varias veces pero parecías que estabas en otro mundo —dice divertido.

city full of lonely people | l.h [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora