city full of lonely people | l.h [1]

capítulo 3

El sonido de un móvil, obviamente no es el mío —no se escucha ningún pato— me despierta. Abro los ojos y me encuentro con un techo que claramente no es el que está sobre mi casa, giro mi cara y me doy cuenta que no estoy en mi habitación, las paredes son grises, hay ropa tirada por todos lados. Bajo mi vista hacia mi cuerpo y... 

¡Joder, estoy desnuda!

El maldito teléfono sigue repicando, me doy la vuelta y las ganas de cachetearme fueron infinitas cuando me di cuenta quien estaba dormido a mi lado.

Caín.

Estaba boca abajo, sin camisa y con la sábana negra cubriéndole sus piernas.

¡No, no, no, no!

Es que denme el premio por la payasa del año, me lo merezco.

El chico de cabello marrón se mueve un poco y deja claro que estaba desnudo debajo de la sábana, desvío mi mirada hacia el techo, Caín empieza a despertar. «Tierra trágame y escúpeme en Nueva Zelanda» 

El chico de despereza y con su usual voz ronca de las mañanas me saluda— Buenos días, bonita  —yo sigo mirando el techo, es un lindo techo de madera—, ¿dormiste bien?

—Ajá. —escucho su risa— ¿Puedo preguntar, qué pasó ayer?

—Bueno, después de que nos besáramos en la barra aceptaste subir conmigo al VIP, tus amigos también subieron. —Caín se sienta y deja ver su torso ridículamente esculpido me dice: buenos días, estoy a la orden si quieres—. Leighton se quería ir pero tú no, así que le entregaste las llaves de tu auto porque dijiste que ibas a pasar la noche conmigo.

—Me odio. —tapo mi rostro con la sábana.

—¿Tan mal estuvo? —dice, claramente divertido— Según recuerdo estabas bastante bien cuando...

—¡Ni una palabra más! —lo detengo antes de que continue hablando— Yo no recuerdo nada, Dios ¿por qué me pasa esto a mí?

—Muy bien reina del drama —toma la cobija y me la quita de un tirón, tapo mis pechos desnudos con mis brazos—, a desayunar —. sonríe y luego se levanta.

—Dame ropa. —digo cubriéndome de nuevo.

No me siento cómoda en lo absoluto.

Caín me lanza una camisa verde militar, me la acerco a la nariz para comprobar si está limpia. Espero que él salga de cuarto y me pongo la camisa, me arrastro por el piso en busca de mis bragas, las cuales aparecen cerca de mis shorts. Me las coloco y camino hasta el baño, mi reflejo se ve terrible, el cabello despeinado y ahora tengo más ojeras que cara. Amarro mi cabello con una liga y ahogo un grito cuando veo unas pequeñas marcas amoratadas en mi cuello.

—No puede ser, maldita sea —me toco los chupones y otra cachetada mental se estrella en mi cara.

Brea, ¿qué has hecho mujer?

Salgo del baño, corro a buscar mi móvil. Leighton me iba a escuchar, se supone que no debes dejar a tu mejor amiga ebria con su ex súper guapo, eso está en jodido código de amistad. Busco el número de la traidora y la llamo, repica un par de veces y luego atiende.