city full of lonely people | l.h [1]

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Antes de que se adentren en esta montaña rusa de emociones, déjenme aclarar unas cosas.

Nunca fui de aquellas chicas a las cuales los detalles le impresionaran, me consideraba una persona poco superficial en ese aspecto. Yo me valía era por la manera en que otros me demostraban lo importante que era en sus vidas.

No me consideraba amante del romance, no era una romántica y tampoco tenía muchas experiencias amorosas. Pero eso no significaba que no sabía amar o que no me importaba en lo absoluto.

Yo amaba el amor, ese bien amado —Aunque no se me notara, a decir verdad—.

El cual viene con pequeñas señales y arde como la luz de una antorcha, ese que es tan tierno y salvaje a la vez. El amor que se profesa sin pudor o prejuicio.

Así, esa es la forma de amar que todo el mundo se merece.

Con él lo descubrí.

Derritió y derrumbó mis paredes de hielo sólido que eran usadas como protección, se encargó de demostrar que los te quiero no se dicen solo cuando las situaciones lo ameritan y que los días y las noches pasan más rápido cuando las compartes con alguien.

A pesar de "odiar" a la gente de la cuidad en donde vivía, tenía en común con ellos lo solitario que en algún momento puedes sentirte.

—"En una ciudad llena de gente solitaria como esta, te quiero solo para mi"—dice el rubio mirándola. Sus ojos, que se habían vuelto su cosa favorita en todo el mundo, están resplandeciendo. Ella le sonríe, no puede estar más de acuerdo con sus palabras.

Nos pertenecíamos él y yo, rodeados de gente solitaria nos encontramos para recuperar cada trozo de corazón roto, consecuencias de amores pasados.