025: Lord Voldemort

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Había pasado una semana desde la publicación del nuevo periódico de Hogwarts. Nadie sospechaba de los merodeadores, lo cual era genial, porque los cuatro estaban disfrutando de su nuevo proyecto.

Una mañana, concretamente faltaba un día para fin de curso, Morgana regresaba del despacho de sus abuelos, iba feliz mientras silbaba una canción muggle. Giró una esquina y se encontró con el grupo de Slytherins que más odiaba: Lucius, Bellatrix, Casilda y Regulus.

-¡Morgana!- exclamó Bellatrix con una sonrisa siniestra.- Cuánto tiempo sin vernos.

-En realidad nos vimos ayer.- contestó ella.- Me viste saliendo del baño y me cerraste la puerta con un hechizo.

-Veo que conseguiste salir.- comentó ella.- Me alegro, ¿a quién molestaríamos sino?

-Ya sabes que disfrutamos mucho de tu compañía, Morgana.- dijo Lucius también sonriendo.

-¿No tendrás tú nada que ver con lo del periódico?- preguntó Casilda.

-No, no tengo nada que ver con eso.- contestó cansada.- Si yo fuera la responsable no iría exponiendo mis propias bromas y alabando a Slytherin.

-En eso tienes razón.- dijo Bellatrix.

-Disculpa, ¿puedes repetir eso?- dijo Morgana sorprendida de que Bellatrix le diera la razón.

-Si yo tuviera algo que ver con ese periódico hablaría de las hazañas del señor tenebroso.- dijo Regulus.- Y además hablaría del peligro de los sangres sucias.

-Entonces, me alegro de que el periódico no lo llevéis vosotros.- dijo Morgana.- Nadie quiere leer las ocurrencias de Condemort.

Los Slytherins apretaron los dientes, Morgana sonrió, lo fácil que era irritarlos.

-Perdón, que se llama Voldemort.- dijo sonriendo.- Son dos nombres tan parecidos que a veces me confundo.

-Le hemos hablado al señor oscuro de ti.- dijo Bellatrix.- Y le hemos dicho que eres la nieta de Dumbledore, eso le ha resultado interesante y ha dicho que quiere conocerte.

-¡Estupendo!- exclamó ella fingiendo falsa ilusión.- Aunque tengo la agenda súper llena, tendré que cancelar mi encuentro con Merlín y con los duendes del este para ver a vuestro amo.

-Ay, Morgana.- rió Lucius.- ¿Sabías que Bellatrix y yo ya tenemos diecisiete años?

-Lo siento, he olvidado vuestro regalo de cumpleaños en la sala común.

-Lo que quiere decir que ya somos mayores de edad en el mundo mágico.- dijo Bellatrix ignorando su comentario.

-Eso significa que podéis ir a Azkaban.- añadió Morgana.- Si alguien me tiene que torturar que sea el pequeño de los Black.

-¡Kreacher!- gritó este.

Un elfo doméstico, con pintas de estar amargado, apareció delante de ellos. Morgana iba a hablar, a hacer un comentario gracioso de nuevo, pero el maldito elfo chasqueó los dedos y la Gryffindor perdió el conocimiento.

Olía mal, ese fue su primer pensamiento. Abrió los ojos y se dio cuenta de que estaba en una sala, estaba un poco a oscuras y no había ventanas. Estaba en el medio, tirada en el suelo, delante de ella vio a un hombre, no era muy viejo y estaba sentado en un trono de piedra. A cada lado estaban Bellatrix y Lucius; se preguntó donde estarían Casilda y Regulus.

-Veo que ya te despiertas.- dijo el hombre.- ¿Sabes quién soy?

-Voldemort.- dijo ella como si estuviera hablando de algo tan trivial como el clima.

Morgana DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora