Morgana estaba de mal humor. Uno de los elfos domésticos de la mansión le había despertado y se había enfadado tanto que casi le lanza un zapato. Todo eso se debía a que había soñado con sus padres, concretamente la noche en que murieron, solo recordaba sus gritos. Pero, últimamente estaba soñando mucho con ellos, a veces con sus voces o sus rostros. Por eso, maldijo cien veces cuando la despertaron de su sueño.
Bajó toda enfurruñada las escaleras, con su baúl y la jaula de Hermes. Desayunó sola y procedió a marcharse. Sus abuelos ya estaban en Hogwarts, pero ella iba a ir al andén nueve y tres cuartos y abordaría el tren con sus amigos.
No le costó mucho encontrar un compartimento libre, a fin de cuentas había llegado casi media hora antes. Decidió acomodarse y esperar a alguien, el problema es que se le cerraban los ojos y realmente deseaba volver a soñar con sus padres.
Escuchaba una voz, no muy lejos, también sentía una vibración debajo de ella. ¿Sería posible que el tren ya estuviera en marcha? Abrió los ojos rápidamente y vio a varias figuras delante de ella. Eran los merodeadores.
-¡Hombre, ya te despiertas!- exclamó James.- Llevas durmiendo casi media hora.
Morgana se incorporó y miró a su alrededor. James, Sirius y Remus la observaban.
-¿Estás bien?- le preguntó Sirius.
-Un poco mareada.- contestó Morgana.
-Ten, esto te ayudará.- dijo Remus sacándose algo del bolsillo de la chaqueta.- Es chocolate.
Morgana lo aceptó y lo engulló en un santiamén; adoraba el chocolate.
-¿Qué ha pasado?- preguntó Morgana.
-Cuando abordamos el tren te encontramos así, nos supo mal despertarte.- explicó Remus.
-Además hablabas en sueños.- dijo Sirius.
-¿Y qué decía?- preguntó de nuevo Morgana.
-Decías nombres de personas y lugares.- dijo Remus.- Hablaste de un tal Jerry, de una Madame y de un pub de un caballo inglés.
Morgana estaba apunto de contestar, de decir que no le sonaba de nada, pero la puerta del compartimento se abrió, revelando a cierto Slytherin.
-Hola.- saludó.- Siento interrumpir, ¿podemos hablar, Morgana?
Ciertamente Morgana no tenía ningunas ganas de hablar ahora, pero aún así se levantó y se marchó con Cole. Estuvieron unos minutos en silencio, hasta que finalmente se disolvió.
-Te quise escribir, pero no pude, las cosas en casa se han puesto muy feas.- dijo Cole.
-Lo entiendo.- realmente Morgana no lo entendía.
-¿Estás enfadada?- preguntó.
-Verás, Cole.- comenzó Morgana.- Los Slytherins soléis tragaros vuestro rencor y fingís que está todo bien. Los Gryffindors lo soltamos directamente. Y luego estamos los Dumbledore, que somos como los Slytherins, no permitimos que nadie sepa que estamos enfadados. Así que, ¿crees que estoy enfadada?
-Creo que estás enfadada.- murmuró él.- ¿Estás enfadada?
-Pues claro que lo estoy, Cole.- dijo ella.- ¿Qué te costaba enviarme aunque fuera una carta con tres palabras, solo para hacerme saber que estabas bien?
-Mira.- dijo él.- Mi abuelo ha estado revisando el correo. Se enteró de que soy amigo tuyo y eso a él no le hizo gracia. Me prohibió que me acercara a ti.
-¿Qué tiene tu abuelo contra mí?- preguntó ella.
-No se lleva bien con tu abuelo.- dijo él.
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Morgana Dumbledore
FanfictionEl mundo mágico está conmocionado. La nieta del mago más poderoso de todos los tiempos ha llegado a Hogwarts. ¿Lo malo? Ni el propio Dumbledore sabía de su llegada.