Morgana Dumbledore sabía que tenía que contarles alguna de las dos cosas a sus abuelos. Era el último día de clases y sí, había apurado bastante toda la situación. El asunto era sencillo, tenía un tatuaje secreto y por si eso fuera poco, tenía novio. Había recibido múltiples consejos de Malcolm y de Tom, diciéndole que se lo contara a sus abuelos, pero no sabía como hacerlo, ni una cosa ni la otra, así que inspiró todo el aire que pudo y abrió la puerta del despacho del director. Se sentó en una de las sillas y se mantuvo callada la mayor parte del tiempo.
-¿Todo bien?- le preguntó Minerva.- La última vez que estuviste tan callada es porque no dormías por las noches. ¿Te han vuelto las pesadillas?
-No, no demasiado.- dijo.- Bueno, sí que tengo, pero lo llevo mejor que antes. En realidad, me pasa otra cosa.
-¿Y bien?- dijo Albus, que estaba muy perdido en la conversación.- ¿Qué es?
Novio o tatuaje, tú decides, Morgana, pensó ella. Mientras más vueltas le daba al asunto, más perdida se encontraba.
-¿Recordáis el partido de béisbol?- preguntó y cuando recibió sus asentimientos, decidió continuar.- Pues la noche anterior fui con Remus, James y Sirius al mundo muggle y bueno... Ocurrieron cosas de las que no estoy orgullosa.
Antes de que pudiera decir algo más, la chimenea se encendió y Malcolm McGonagall salió a trompicones de ella. Con una sonrisa, saludó a su familia y se sentó al lado de Morgana.
-Esto me trae tantos recuerdos.- dijo mirando a su alrededor.- Castigado en el despacho del director, mientras escuchaba al director Dippet decirme lo buena que era mi hermana en comparación conmigo.
-¿A qué has venido, Malcolm?- le preguntó su hermana con sospecha.
-¿No puedo venir a veros?- dijo indignado.- Está bien, está bien... En realidad he venido a darle una cosa a Morgana.- murmuró mientras rebuscaba algo por sus bolsillos.- ¡Aquí está!- exclamó feliz, mientras le tiraba a su sobrina encima una cinta de vídeo.- La pelea del bar. Hoy mismo la he recogido de casa de Madame.
-¿Cómo le va, por cierto?- preguntó esquivando la mirada de sus abuelos.- Hace bastante que no la veo, quizás desde... Bueno...
¿Desde el funeral de tu mejor amigo, tal vez?, resonó una voz en su cabeza, que, con mucho esfuerzo, logró apartarla de su mente.
-No le va mal.- dijo él.- Me ha comentado algo de una reforma, creo que del baño, o de la cocina, no lo recuerdo muy bien, la verdad. ¿Por qué no te pasas un día a verla?
Morgana asintió con la cabeza y se mantuvo en silencio, mientras que su tío hablaba sin césar sobre temas, que, sinceramente, no les importaban a ninguno de los tres.
-Antes de que llegaras, Morgana nos iba a contar algo.- le interrumpió Minerva.- Algo que pasó la noche de antes del partido de béisbol.
-¿Lo de la pelea?- preguntó al aire.- He de decir que he visto la cinta y das buenos golpes.
-¿Qué pelea?- preguntó Minerva alarmada.
-Muchas gracias, Malcolm, pero eso no era lo que les iba a contar.- dijo entre dientes Morgana y con bastante sarcasmo.- Y respecto a la pelea, diré que no me acuerdo mucho de lo que pasó. Lo que yo os quería contar, era... Otra cosa.
-Ah, ya veo.- comentó Malcolm con una sonrisa muy traviesa.- Vas a contarles eso.- dijo resaltando la última palabra.- ¿Cuál de las dos cosas?
-Las dos.- dijo con cierta molestia.- Iba a hacerlo hasta que has aparecido.
-Podéis dejaros de secretismos y contarnos que está pasando.- interrumpió Minerva no muy contenta.- No será para tanto, Morgana.
-¿En comparación con qué?- preguntó Malcolm riéndose.
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Morgana Dumbledore
FanfictionEl mundo mágico está conmocionado. La nieta del mago más poderoso de todos los tiempos ha llegado a Hogwarts. ¿Lo malo? Ni el propio Dumbledore sabía de su llegada.