017: Secretos

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Gryffindor había ganado la copa de las casas, era sorprendente, ya que no ganaban desde hacía mucho. Cuando el director lo anunció, la profesora McGonagall casi chilló de la emoción. Realmente, todos estaban muy ilusionados.

La mañana de antes de marcharse, Morgana paseaba por los pasillos con su confiable bastón. Volvía del campo de Quidditch, los merodeadores habían hecho una última broma pintando el campo con un gran león. Entonces, alguien la cogió del brazo y la metió en un aula vacía.

-¡Socorro!- intentó chillar, pero le pusieron la mano en la boca.

-Soy yo, Morgana.- dijo, revelándose.- Soy Ted Tonks.

La leona miró al tejón, y después se llevó una mano al pecho.

-Vale, sigue latiendo, creía que mi corazón se había detenido del susto que me has dado.- dijo ella.- ¿Por qué demonios me ha secuestrado un Hufflepuff?

-Necesito que me hagas un favor, es urgente.- dijo mientras sacaba un sobre de su bolsillo.- Necesito que le entregues esto a Andrómeda Black.

-No sé si lo sabías, Ted, pero no me llevo bien con la hermana de Andrómeda.- dijo mirando el sobre.- En general, Bellatrix y sus amigos me odian. Así que, ¿qué crees que van a hacer si me ven aparecer en busca de una Slytherin?

-Por favor.- suplicó.- Yo no puedo dárselo, puedes decirle a Sirius que te acompañe, pero dáselo antes de que acabe el día.

Morgana no tuvo más remedio que aceptar, así que buscó a Sirius y fueron en busca de la Black. La encontraron en la mesa de Slytherin, leyendo un libro, estaba acompañada por sus dos hermanas.

-¿Me recuerdas por qué hacemos esto?- le murmuró Sirius a Morgana, acercándose a ellas.

-Porqué quieres a tu prima.- le recordó.

Se acercaron hasta ellas, no saludaron, porque Bellatrix se dio cuenta de su presencia de inmediato.

-Vaya, vaya.- dijo sonriendo.- Dos Gryffindors en un nido de serpientes, ¿a qué se debe este honor?

Andrómeda levantó su vista del libro y les miró. No parecía tan feliz como la habían visto el año pasado en el bosque prohibido.

-¿Podemos hablar, Andrómeda?- preguntó Sirius.- Por favor.

-Está bien.- dijo levantándose de su sitio.

Caminaron en silencio hasta el hall y se aseguraron de que no había nadie.

-¿De qué queríais hablar?- preguntó.

Morgana no contestó de inmediato, se sacó el sobre del bolsillo de la túnica y lo sostuvo frente a Andrómeda.

-Es para ti.- dijo.- Tu amigo el tejón me ha medio secuestrado esta mañana y me ha pedido que te lo dé.

-¿Cómo funciona eso de medio secuestrar a alguien?- le preguntó Sirius a su amiga.

Pero, Andrómeda no estaba prestando atención a su conversación, estaba leyendo la carta con grandes ansias. Cuando acabó de leerla, se pasó la manga de la túnica por los ojos para limpiarse las lágrimas.

-Gracias.- susurró.- ¿Podríais no contar nada de esto?

Les pareció muy raro todo lo que acababa de pasar, pero no dijeron nada, no querían ocasionarle ningún daño. Sin embargo, a la hora de la cena, Morgana notó como Andrómeda entraba al gran comedor mucho más feliz, se sentaba en su mesa y comenzaba a cenar. Pero, lo que más le sorprendió es que no paró de sonreír a la mesa de Hufflepuff, a un tejón en particular. Morgana también sonrió, tendría que guardarles el secreto.

Morgana DumbledoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora